Una tradición que ya cumple 25 años se ha repetido nuevamente esta mañana en la Basílica papal romana de Santa María Mayor, «la hora de la Madre». El arcipreste de la Basílica, el cardenal Santos Abril y Castelló, ha presidido la celebración mariana.
El purpurado explica en una entrevista a Radio Vaticana que «creemos que es importante que en esta Basílica, que es precisamente el centro de la devoción a la Virgen, no solamente en Roma, sino también por su significado teológico para toda la Iglesia, estén unidas las varias reflexiones recogidas las otras veces: pensar en María y revivir lo que la Virgen ha vivido durante esas horas, mientras estaba a la espera de la Resurrección del Señor, de la Resurrección del Hijo. Estaba segura que sucedería. Es una devoción que en Oriente se recuerda todavía. De hecho, en nuestra celebración recogemos muchos textos tanto de la Iglesia oriental, como de la occidental». Asimismo añade que «sobre todo hemos subrayado el sentido de fe, el sentido de amor y de total confianza que tenía en esta misión de Madre de la Iglesia, buscando colocarlo en el momento actual de la vida de Iglesia».
Además, el purpurado afirma que «creo que es muy importante que la Virgen pueda ser el gran camino hacia el Señor, que nos conduzca hacia el Hijo. Y Ella, que ha sido la mejor cristiana y también la mejor discípula, nos guíe hacia su Hijo». Y junto a todo ello, también han tenido presente el hecho de que el Santo Padre ha querido ir ya siete veces a esta Basílica desde el inicio de su pontificado a venerar a la Virgen.
Por otro lado el cardenal Abril y Castelló explica qué pueden aprender hoy los fieles de María, «pueden ver, antes de nada, ese sentido de donación total, de confianza total en la voluntad del Señor y después ver cómo ha seguido al Hijo con discreción, siempre en segundo plano, pero con un lugar importantísimo. Además, el arcipreste también cree que hoy sea muy importante «acercar esta Iglesia a la Madre de Jesús, a la Madre de la Iglesia», y por eso en esta ocasión «hemos querido reunirnos en torno a María, pidiendo que Ella nos guíe, que guíe al Santo Padre, que guíe a nuestra Iglesia, también en el deseo actual de renovación de la vida de la Iglesia; para poder ser testigos en el mundo del amor y de la fidelidad a la Iglesia; porque esta fe nos transforma en servidores que aquellos que necesitan de nuestro amor, de nuestra caridad y de nuestro servicio, como el Santo Padre insiste tantas veces».
Haciendo referencia a las ocasiones en las que el Santo Padre ha hablado de misericordia en este Basílica, el cardenal cree que «este sea uno de los aspectos importantes sobre el cuál el Santo Padre insiste con frecuencia: el aspecto de la Misericordia de Dios, de saber ir hacia el Señor que nos acoge siempre». Y finaliza la entrevista recordando que «aquí hay una reflexión espléndida del Santo Padre, cuando dice: ‘podemos ser pecadores pero, si nos arrepentimos y vamos hacia el Señor, Él nos acoge siempre».