La imagen de la patrona de Costa Rica, la Virgen de los Ángeles, ha sido entronizada este sábado 26 de abril en el Vaticano, con una ceremonia y misa solemne presidida por el cardenal Angelo Comastri, arcipreste de la basílica de San Pedro, en medio de los aplausos, las banderas de Costa Rica y la emoción de agunos cientos de costarricenses allí presentes, quienes vinieron a Roma para la canonización de Juan Pablo II y Juan XXIII.
A la ceremonia han participado el embajador de Costa Rica ante la Santa Sede, Fernando Sánchez Campos, el arzobispo de San José, Mons. José Rafael Quirós, diversos sacerdotes del país centroamericano y contó con los cantos de los Heraldos del Evangelio.
La imagen de la Virgen María, ha sido colocada en único altar de la izquierda de la iglesia de Santa Ana, situada en el perimetro interno de la misma Ciudad del Vaticano, aunque con ingreso directo desde el exterior, o sea desde la ciudad de Roma. En dicho altar la imagen fue bendecida por el cardenal Comastri, antes de la misa.
La imagen de la “Negrita” que ha sido entronizada es la obra de los artesanos cartagineses “Taller orfebrería Soto del Valle”. Es de refinada factura, enchapada en oro y plata y fue puesta dentro de una urna transparente confeccionada por los talleres vaticanos llamados la ‘Fábrica de San Pedro’.
El embajador ante la Santa Sede agradeció al papa Francisco que en la audiencia a la presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, del 11 de noviembre pasado, le haya concedido la entronización de la imagen de la Virgen de los Ángeles, dentro de la Ciudad del Vaticano.
La imagen de María fue traída a Roma por el actual arzobispo de San José, Mons. José Rafael Quirós y el padre Jorge Eddy Solórzano, en aquel momento rector del Santuario de la Basílica de los Ángeles y actual capellán de Casa Presidencial. La Virgen de los Ángeles fue declarada patrona de Costa Rica y protectora de las Américas por el papa Juan Pablo II.
“Les deseo que puedan vivir siempre esta fe, de manera alegre y gozosa y transmitirla a vuestros hijos y futuras generaciones como el tesoro más precioso que una nación posee, que un pueblo posee, que una familia posee”, dijo en su homilía el cardenal italiano, porque añadió. “Sin la fe un pueblo se apaga”.
El purpurado recordó a los presentes que “la casa y la familia es el primer lugar en donde se hace experiencia de la fe, los padres son el primer libro que los niños leen y el primer evangelio que nos niños encuentran”.
Recordó que Juan XXIII, cuando inició la tradición de rezar el ángelus en la plaza de San Pedro, dijo: ‘Esta oración no la aprendí en la parroquia, ni en el seminario, sino de mi papá y mi mamá, que cuando sonaba la campana del pueblo nos llamaban a rezarlo’. Y añadió que Juan Pablo II defendió siempre la familia, y quería ser recordado como ‘el Papa de la familia’.
Y refiriéndose al milagro que obtuvo de Dios la familia de la señora Floribeth Mora, por intercesión de Juan Pablo II, manifestó un deseo particular: “Que una familia que tuvo una particular predilección, les convenza a ustedes que Dios mira con cariño a todas las familias, y que espera que la luz del evangelio se difunda por todas partes a través de ustedes y de vuestras familias”.