“He visto la mano de Dios”. Con estas palabras se refirió el papa Francisco a los cardenales reunidos en el consistorio en el mes de febrero al explicarles cómo eligió el tema de los próximos dos Sínodos sobre la familia. Así se lo ha explicado el cardenal Philipe Barbarin, arzobispo de Lyon, a los participantes en el IX Seminario Profesional sobre Oficinas de Comunicación de la Iglesia, organizado por la Facultad de Comunicación Institucional de la Universidad de la Santa Cruz.
«No es para nada sorprendente que el Papa haya confiado los trabajos de los Sínodos sobre la familia a la intercesión de los dos nuevos pontífices santos, para ser conducidos en la docilidad del Espíritu Santo», ha explicado Barbarin. Es más, ha precisado, en estas temáticas es inevitable «unirse en oración, porque la puesta en juego es muy alta».
El purpurado ha hablado de su realidad particular en un país en el que el proceso de secularización ha llevado a «considerar como derechos fundamentales de la persona, la aprobación de leyes contra el matrimonio y la vida».
Al respecto, el cardenal Barbain ha destacado el “testimonio significativo dado por los católicos franceses”, que en los últimos tiempos se ha expresado a través de manifestaciones de gran importancia, donde el elemento central ha sido precisamente la oración.
“Hay verdades que no se establecen por la mayoría en el Parlamento. Si hay un fundamento antropológico definitivo, éste dura para siempre”, ha afirmado el arzobispo de Lyon.