Silvia Fernández, segundo secretario de la embajada de Costa Rica ante la Santa Sede, indicó a ZENIT que el acuerdo de cooperación entre su país y el Vaticano firmado el año pasado ya está funcionando. Lo hizo en el marco de la visita que el embajador costarricense ante la Santa Sede realizó a San Giovanni Rotondo, con un grupo de peregrinos que vinieron a Italia para la canonización en el Vaticano de los dos papas, entre los cuales la señora Floribeth Mora, que recibió una curación milagrosa por intercesión de Juan Pablo II.
En San Giovanni Rotondo se encuentra el hospital ‘Casa Sollievo della Sofferenza’ (casa de alivio del sufrimiento) que fue fundada por el padre san Pío de Pietralcina en 1956, un hospital religioso, con elevada especialización.
La estructura que pertenece al Vaticano dispone de unos 900 lugares cama, en 30 repartos de internación, con 50 especialidades clínicas, 57 mil internaciones anuales y 1,3 millones de visitas en sus consultorios.
“El convenio marco entre Costa Rica y la Santa Sede se firmó en noviembre de 2012, y entró en funcionamiento en el 2013 cuando allí estuvo la ministra de Salud, Daicy Corrales que firmó el protocolo, iniciando así una cooperación en salud”, dijo.
La señora Fernández precisó que “ya han ido médicos a Costa Rica para realizar dos congresos de actualización, en el primero tres y en el segundo cuatro médicos. Ahora está previsto que vengan profesionales en Italia para su capacitación”.
Los sectores son “radiología, intervenciones, acreditación médica, o sea en los puntos débiles que tenemos en Costa Rica”, dijo. Y añadió: “Ya está funcionando y ahora lo próximo es que estos profesionales de Costa Rica vengan a realizar unos seis meses de prácticas, si bien habrá que esperar las elecciones y el cambio de ministros porque eso atrasa un poco”.
Precisó que “después de la canonización se ha ido a visitar el hospital y el embajador hizo un reconocimiento con la entrega de una placa el primer año de colaboración”.
“El hospital –precisó la funcionaria– es muy importante en el sur de Italia, financiado por la región Puglia, tiene instalaciones muy modernas y médicos primarios de toda Italia. Se destaca por una filosofía muy particular que lo caracteriza y es la atención al paciente, todo con una fuerte mística”. Y contó que la Fundación padre Pío incluso “produce los alimentos que se sirven en el hospital, aceite biológico, leche, todo de muy buena calidad, incluso hay una carnicería en la cercana granja. Y si uno va allí y pide que le vendan lomo, ellos dicen que no, porque está destinado a los enfermos”.
Y concluyó señalando que la estructura tiene “un reparto de oncología pediátrica que es fantástico”.