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Migración, fotografía, sentimientos y redes sociales (primera parte)

Las cifras sobre migración indican un éxodo bíblico, pero son las fotos e imágenes a transformar estos números en algo palpable 

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«The World Press Photo» premió en el 2015 una instantánea del fotógrafo Massimo Sestini como uno de los mejores trabajos del año en la categoría «noticias». La foto de Sestini capturó el momento en que una barca repleta de inmigrantes africanos es conducida por rescatistas italianos un 7 de junio de 2014. La foto dio la vuelta al mundo evidenciando así el drama de miles de personas que salen de sus países en miras de obtener una vida mejor, aun a costa de jugarse –literalmente– la vida. No sin razón el Mediterráneo ha sido llamado «el cementerio de agua más grande del mundo».

Otra foto viral relacionada con el tema migratorio fue la del niño mexicano que intentaba cruzar la frontera y es interceptado por las autoridades migratorias de los Estados Unidos. El niño, que realizaba en solitario la travesía, es revisado como si fuera un delincuente.

El impacto visual producido por ambas instantáneas ha quedado superado por la fotografía de Nilüfer Demir, la joven turca de la agencia de noticias Dogan, quien dio a conocer al mundo la naufragada vida del niño sirio Aylan Kurdi y su familia y que ha constituido el ápice de la cuestión migratoria.

Según datos del Alto Comisionado de la ONU para los refugiados, citado por el diario Le Monde Le nombre de migrants et de réfugiés a explosé au XXIe siècle dans le monde», 03.09.2015) en el mundo hay 52,9 millones de refugiados. La gravedad de esta realidad se muestra al considerar que en 2005 había apenas 19,4 millones.

El crecimiento numérico se debería, según la misma fuente, al incremento de los conflictos bélicos en el mundo. Para 2015 hay 14 conflictos: 8 en África (Costa de Marfil, República Centroafricana, Libia, Mali, Nigeria, República Democrática del Congo, Sudán del Sur y Burundi); 3 en Medio Oriente (Siria, Iraq y Yemen); 1 en Europa (Ucrania); y 3 en Asia central (Kirguistán, Myanmar y Pakistán). Mención aparte merecen para el Comisionado de la ONU las que son consideradas guerras civiles: Colombia y Nepal.

Hasta el momento el grupo más numeroso de los refugiados son los sirios: al menos 11,7 millones de una población total de 23 millones. Los desplazados iraquíes son 4,1 millones.

Contra lo que se podría pensar, los países que más prófugos acogen son los menos desarrollados: República Democrática del Congo acoge 3 millones; Pakistán 2,8 millones; Sudán 2,4 millones; Turquía 1,6 millones; Líbano 1,2 millones.

Como se puede notar, todas estas referencias dicen relación con una categoría bien precisa, la de los «refugiados». Por «refugiado» se entiende la situación excepcional de una persona que en su país de origen, a causa de la guerra u otras cuestiones de carácter político o social, pide ser acogido en un país distinto al suyo. El término migrante es más amplio y, las más de las veces, dice relación con desplazamientos por cuestiones económicas.

Si ampliamos los datos al ámbito de la migración en general las cifras se multiplican: más de 200 millones según los datos de las Naciones Unidas (cf. http://esa.un.org/migration). 

¿Por qué si los números reflejan una realidad tan dura y compleja ha sido una foto la que ha desencadenado una serie de reacciones sociales de dimensiones planetarias? Los gobiernos de diversos países no han podido eludir las manifestaciones de solidaridad de sus ciudadanos pero, ¿qué debe guiar una gestión verdaderamente responsable de acontecimientos como estos? Finalmente: ¿se está yendo a la raíz del problema acogiendo a los refugiados y a los migrantes? ¿Alguien ha pensado en el cariz religioso que está a la base de todos estos desplazamientos y que mientras se sigan vendiendo armas esto no va a terminar?

I. La globalización de las emociones digitales
Aunque no dejan de causar impresión, es comprensible que, desprovistos de rostros, los números resulten fríos y lejanos. El fruto del fotoperiodismo que ha puesto nombre y cara a algunas historias como las referidas al inicio se ha masificado gracias a dos factores: el impacto emotivo que han logrado causar en las personas y las redes sociales como plataformas de viralización de las imágenes.

En torno a la foto del niño sirio en las costas turcas hubo un debate en las redacciones de no pocos periódicos: ¿era ético colocar la imagen en las portadas o no? Algunos diarios llegaron a la conclusión de que sí mientras que otros no lo hicieron. Al fondo de la reflexión estaba el hecho del respeto debido a las personas o si la situación justificaba acompañar los reportajes precisamente con esa foto. Más allá de eso, varios diarios han comenzado a publicar material que pone en duda que Aylan Kurdi haya sido encontrado tal y como las fotos lo presentan. Según material fotográfico del diario La República

Preparada o no, la realidad es que la foto causó un golpe emotivo y que esto fue posible gracias a las redes sociales. Durante varios días el tema se convirtió en trending topic y la visibilidad fue tal que los políticos no pudieron pasar desapercibida esa masiva reacción digital. Fue así que los gobernantes empezaron a pronunciarse, a suavizar acuerdos migratorios y a utilizar la demagogia de un lenguaje amistoso que sólo el tiempo podrá revelar que tan auténtico ha sido.

Mientras tanto el influjo de la opinión pública en las redes sociales queda para la historia por varios motivos: el primero de ellos porque se percibe una elevada participación de apoyo digital que escasamente queda convertido en obras concretas; el segundo, porque en la dinámica de las redes sociales las noticias suelen alcanzar un pico de interés que rápidamente queda sustituido por otro que así relega al pasado al anterior. Es lo que se podría denominar «impacto emotivo en ámbito digital». Una emotividad que suele decrecer en proporciones análogas a las que le hicieron convertirse en trending topic. O en otras palabras: en Twitter todos se solidarizan aunque fuera de ahí las cosas quedan como trabajo destinado a pocos.

(Continúa este domingo)

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Jorge Enrique Mújica

Licenciado en filosofía por el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum, de Roma, y “veterano” colaborador de medios impresos y digitales sobre argumentos religiosos y de comunicación. En la cuenta de Twitter: https://twitter.com/web_pastor, habla de Dios e internet y Church and media: evangelidigitalización."

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