El primer acto público del papa Francisco con el pueblo y la Iglesia de Cuba, ha sido este domingo por la mañana en la Plaza de la Revolución, José Martí, que puede contener hasta 600 mil personas.
A pesar de toda la retórica castrista, el Santo Padre supo moverse con cordialidad y dio su primer mensaje cuando llegó ayer sábado al aeropuerto de La Habana, reiterando la importancia de ‘que Cuba se abra al mundo’. Y citando a Martí indicó que la cultura del encuentro tiene que ‘superar las dinastías y grupos’.
La misa presidida por el Papa ha sido celebrada en un altar extremamente sobrio, durante la cual la música del imponente coro tuvo su protagonismo, con pasos muy solemnes y también otros más alegres de ritmo latinoamericano.
En su homilía, el papa Francisco al comentar el evangelio de este domingo recordó que “lejos de todo tipo de elitismo, el horizonte de Jesús no es para unos pocos privilegiados” o para altos “niveles de espiritualidad”, sino “una oferta para la vida cotidiana también aquí en ‘nuestra Isla’; una oferta que siempre hace que el día a día tenga sabor a eternidad”.
Y advirtió de la “tentación del servicio que ‘se’ sirve”. Porque hay “una forma de ejercer el servicio que tiene como interés beneficiar a los ‘míos’, en nombre de lo ‘nuestro’. Ese servicio siempre deja a los ‘tuyos’ por fuera, generando una dinámica de exclusión”.
Así, invitó a evitar “la mirada enjuiciadora» y a «creer en la mirada transformadora a la que nos invita Jesús”. “Por eso nunca –dijo el Papa– el servicio es ideológico, ya que no se sirve a ideas, sino que sirve a las personas”.
Consideró que el pueblo de Cuba “es un pueblo que tiene heridas, como todo pueblo, pero que sabe estar con los brazos abiertos, que marcha con esperanza, porque su vocación es de grandeza”.
Y les invitó a cuidar “esa vocación”, y especialmente les invitó «a que cuiden y sirvan, de modo especial, la fragilidad de sus hermanos. No los descuiden por proyectos que puedan resultar seductores, pero que se desentienden del rostro del que está a su lado”.
Y concluyó recordando que «quien no vive para servir, no sirve para vivir».
Entre las cosas inéditas, la televisión pública cubana, por primera vez en su historia ha llamado hoy a un sacerdote para comentar la misa y la visita del papa Francisco.
Ha trascendido también que el Santo Padre irá a visitar a Fidel Castro, muy enfermo y en su casa transformada prácticamente en una clínica.
Antes de la celebración eucarística, el Pontífice saludó a los líderes de otras confesiones religiosas de la Isla.