«Les deseo un feliz año jubilar, que la Virgen les bendiga y le conceda lo que más anela y desea. Y no se olviden de rezar por mí». Así concluyó este martes el santo padre Francisco la misa y ceremonia de apertura del Año Jubilar Mariano en el Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre.
Concluida la misa en cuya homilía invitó a ‘crear puentes y derribar muros’, el arzobispo de Santiago de Cuba, Mons. Dionisio García lbáñez, le dirigió unas palabras.
Le agradeció al Santo Padre “haber llegado como peregrino hasta este bello lomerío en el oriente cubano, a presidir la Eucaristía y a orar ante la bendita imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre”.
Le indicó que “estamos continuando una tradición de 400 años, la más antigua de las tradiciones cubanas, que permanece vigente, crece, se recrea y actualiza con el pasar de los años en medio de las cambiantes circunstancias sociales que ha vivido el país en su historia”.
“Los cubanos en la Patria o lejos de ella –recordó el arzobispo– la llevamos en el corazón porque sabemos que es la madre de todos sin hacer distinción. Creyentes y no creyentes la consideramos un símbolo evidente de cubanía”.
Y le pidió al Papa “que abra solemnemente el Año Jubilar Mariano que celebraremos, comenzando el día de hoy y concluyendo el 24 de septiembre de 2016, con motivo de los 100 años de la proclamación de la Virgen de la Caridad como Patrona de Cuba, por el Papa Benedicto XV a petición de los mambises y de nuestro pueblo”.
Y le regaló un pergamino copia de la declaración de Independencia del país caribeño.
Concluido el evento religioso, el Pontífice partió a la catedral de la ciudad, para encontrar a las familias y bendecir la urbe. Por la tarde a las 16 horas locales, después de la ceremonia de despedida, el Santo Padre viajará hacia Estados Unidos.