En una mañana de sol, el papa Francisco llegó este miércoles a la Casa Blanca desde la sede de la nunciatura apostólica en Washington, en donde pasó la noche, proveniente de Cuba en donde concluyó ayer su viaje apostólico.
A la entrada en la Casa Blanca en un coche Fiat, el Papa fue saludado con trompetas. El presidente y su consorte Michel le saludaron y a continuación los dos hombres más importantes del mundo subieron a un estrado, mientras la banda interpretaba primero el himno del Vaticano y a continuación el de Estados Unidos, y no faltó un pequeño desfile histórico.
“Qué linda jornada, en nombre de Michel y mio, bienvenido a la Casa Blanca”, dijo Obama y saludó “al primer papa de las Américas”. Consideró importante mostrar lo que la fe católica hace para reforzar a Estados Unidos porque, cuando joven habiendo trabajado con las Iglesias de Chicago pudo constatar cómo dan de comer a los hambrientos, casa a los sin techo, instrucción a los niños, en todas las ciudades.Y que vale también para los refugiados que huyen o para quien busca una vida mejor, “esto significa compasión por los marginados y los que sufren”, dijo.
Indicó dirigiéndose a Francisco, que está convencido “de su rol como Papa y sus cualidades como persona, humildad, simplicidad y generosidad de espíritu, que vive de las enseñanzas de Jesús”.
Y concluyó considerando que “tenemos que luchar por algo mejor, sacudir nuestras conciencias y amar más, ser más justos y más libres”.
En sus palabras pronunciadas en inglés, el Santo Padre le agradeció al presidente Barack Obama “la bienvenida que me ha dispensado en nombre de todos los ciudadanos estadounidenses”, y recordó que “como hijo de una familia de inmigrantes, me alegra estar en este país, que ha sido construido en gran parte por tales familias”.
Precisó que los católicos estadounidenses, junto con sus conciudadanos, están comprometidos con la construcción de una sociedad verdaderamente tolerante e incluyente, en la que se salvaguarden los derechos de las personas y las comunidades, y se rechace toda forma de discriminación injusta”. Y elogió la libertad religiosa y la necesidad de defenderla”.
Consideró postivo el deseo del presidente de reducir las emisiones que dañan el ambiente, y añadió que “el cambio climático es un problema que no se puede dejar a la próxima generación” y alentó a “hacer los cambios necesarios para lograr ‘un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las cosas pueden cambiar'».
Citando a Luther King dijo que hemos incumplido un pagaré y ahora es el momento de saldarlo.
Y que en la Laudato Si’ señala que “la humanidad aún posee la capacidad de colaborar para construir nuestra casa común” queremos “comprometernos con el cuidado consciente y responsable de nuestra casa común”.
Elogió también “los esfuerzos realizados recientemente para reparar relaciones rotas y abrir nuevas puertas a la cooperación dentro de nuestra familia humana”. Invitó así a proteger a los más vulnerables de nuestro mundo y para suscitar modelos integrales e inclusivos de desarrollo”, deseando que “gocen de la bendición de la paz y la prosperidad que Dios quiere para todos sus hijos”. Y tras agradecer al presidente Obama, pronunció la frase ¡Que Dios bendiga a América!