(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco aceptó la renuncia al gobierno pastoral de la arquidiócesis brasileña de Paraíba, presentada por monseñor Aldo di Cillo Pagotto, de acuerdo con el punto 401.2 del código de derecho canónico.
Dicho canon indica que el obispo diocesano que por enfermedad u otra grave causa resultara menos idóneo al cumplimiento de su encargo, está vivamente invitado a presentar su renuncia. El comunicado de la oficina de prensa publicado hoy, no da ulteriores detalles.
Don Aldo di Cillo, presentó la carta de renuncia a través de la Congregación para los Obispos, y el papa Francisco la aceptó y después nombró a Don Genival Saraiva como administrador apostólico de la arquidiócesis hasta que un nuevo obispo sea nombrado.
El nuevo administrador que se encuentra en Ceará en un retiro espiritual, llegará a Fortaleza el viernes. En una carta de presentación Don Genival recuerda que llegará en breve con la disposición de servir y recordó que nació en dicha arquidiócesis y residió en Paraíba durante ocho años.
Refiriéndose al ahora obispo emérito Don Aldo, el nuevo administrador apostólico le agradece y destaca que “la renuncia al gobierno diocesano no es un demérito para ningún obispo, sea por haber completado 75 años como él, o debido a enfermedad como en su caso”. Porque, concluye, los obispos eméritos siguen sirviendo a la Iglesia de muchas maneras.
La arquidiócesis de Paraíba pasó por una intervención de la Santa Sede, actuando como visitador apostólico Don Fernando Guimarães, entonces obispo de la diócesis de Garanhuns-PE. El contenido no fue revelado.
El arzobispo publica hoy en la web de la arquidiócesis una carta abierta que inicia así: “Invocando el santo nombre de Dios, Uno y Trino, colocándome bajo la protección de la Inmaculada Virgen María, en espíritu de oración, discernimiento y obediencia, presenté al Santo Padre, el papa Francisco, mi pedido de renuncia al gobierno pastoral de la Arquidiócesis de Paraíba.
Y explica en 13 puntos los motivos de su renuncia.
Señala que la reorganización de la administración, finanza y recuperación del patrimonio de la arquidiócesis si bien exitoso desagradó a muchas personas. Reconoce que cometió errores al confiar demasiado en padres y seminaristas que recibió para ofrecerle nuevas oportunidades de vida, algunos de los cuales posteriormente se volvieron sospechosos de cometer graves faltas en el sagrado ministerio. También precisa que tomó posiciones delante de políticas públicas rectamente intencionado, sin inmiscuirse en la esfera político partidista.
Lamenta las críticas de un grupo denominado ‘padres anónimos’ que difundieron de manera unilateral y deformada aspectos de la vida de la Iglesia en Paraíba. Así como una carta difamatoria difundida por un blog, envolviendo obispos y varios sacerdotes arbitrariamente expuestos al escarnio público, y cuya autora está respondiendo en el foro penal. Para concluir indica que sigue «el ejemplo de su santidad el papa Benedicto XVI, dando espacio a aquel que Dios enviará para el bien de su Iglesia”.