(ZENIT – Roma).- Los jóvenes chilenos fueron protagonista este viernes en Polonia, en la diócesis de Tarnow, de las celebraciones de la semana previa a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).
Un grupo de jóvenes representaron a Chile en la apertura del concierto en el parque y de la misa realizada en el Santuario de Nuestra Señora de los Dolores, en el centro de la ciudad polaca de Limanowa.
Presentación que fue entusiastamente recibida por las delegaciones de Francia, Ucrania, El Congo y otros países partícipes del evento artístico, informó la arquidiócesis de Santiago en un comunicado enviado a la redacción de ZENIT.
Posteriormente todos los muchachos se dirigieron a la Basílica de Nuestra Señora de los Dolores, que deslumbra no solo por su bella e imponente construcción, sino también por la gran estatua del Papa Juan Pablo II que recibe a los peregrinos.
En la Plaza de la Coronación, ubicada al interior de dicho santuario, se celebró una especial Eucaristía presidida por el obispo auxiliar de Tarnow, monseñor Leszek Leszkiewicz, y que fue concelebrada por sacerdotes de diversas nacionalidades.
Entre ellos destacó la presencia del vicario de la Esperanza Joven, Francisco Llanca; el asesor nacional de la Pastoral Juvenil, Manuel Quiroz; y del vicario de la Zona Centro de Santiago, padre Marek Burzawa.
La lectura del Evangelio se realizó en español, francés y polaco, momento en el que al padre Quiroz le correspondió proclamar la palabra de Jesús en español.
En tanto, el padre Burzawa traducía en español a los chilenos la homilía del obispo Leszek. En sus palabras, el pastor de la Iglesia polaca realizó un potente llamado a los jóvenes a encontrarse con Cristo en cada una de las actividades de este encuentro mundial y les invitó a: “No dejar pasar la bella oportunidad de intentar pensar en lo que Jesús quiere encontrar en sus vidas y entender lo importante que eres para Cristo, porque nadie desea tu felicidad más que Dios».
Luego, en el momento de la oración de los fieles y en la presentación de las ofrendas, nuevamente algunos chilenos fueron invitados a participar en la liturgia.
Al concluir la misa todos los asistentes ingresaron al interior de la Basílica donde se realizó un concierto y adoración al santísimo sacramento, emotivo momento con el que se dio fin a las actividades del día.