(ZENIT – Roma).- En esta tarde del cuarto día del viaje apostólico se realizó la vigilia de oración en el Campus Misericordiae, en la periferia de Cracovia. Allí el papa Francisco estuvo con los jóvenes que participan a la XXXI Jornada Mundial de la Juventud, cientos de miles, probablemente más de un millón. La vigila dura hasta mañana domingo cuando el Papa regresará para celebrar la santa misa.
La vigilia de oración sobre el tema “Jesús manantial de misericordia” introducida por el cardenal arzobispo de Cracovia, Stanisław Dziwisz, tuvo una coreografía sobre la fe de los dudosos, la esperanza a los desanimados, el amor a los indiferentes, el perdón a quien nos hizo mal, la alegría a las personas tristes. Esta escenificación se alternó con los testimonios de tres jóvenes.
La primera coreografía fue sobre una discoteca y la confesión, con el testimonio de la joven Natalia, que provenía del mundo de la moda y que pensaba que sus pecados eran demasiado grandes y por lo tanto no podían ser perdonados.
La segunda fue sobre la guerra, y una joven siria, Rand, que estudia en una universidad de un país con tantas ciudades destruidas y tantos parientes muertos se interrogaba dónde estaba Dios. Y narró de su trabajo con los salesianos en Alepo en favor de los refugiados.
La tercera escenificó a jóvenes encerrados en cubos de plexiglas, atrapados por la red y que no lograban comunicar entre ellos. Pero que la solidaridad y el amor lograban liberarlos.
Otra escenificación fue recordando cuando san Juan Pablo II visitó y conversó con el terrorista Alí Agca que le disparó. La última coreografía fue de una santa Faustina Kowalska que se acerca a jóvenes víctimas de dependencias.
Miguel, de Asunción de Paraguay contó su grave dependencia desde joven, que le llevó a cumplir una condena en la cárcel, y de la comunidad de la Facenda de la Esperanza, que le ayudó a salir de este infierno. Contó como Dios en su misericordia lo transformó. Hoy en Uruguay él es responsable de otra Facenda de la Esperanza.
Tras las coreografías los participantes se acercaron al papa Francisco quien dirigió unas palabras a los presentes.
En sus palabras el Papa recordó que existen situaciones que nos pueden resultar lejanas hasta que, de alguna manera, las tocamos y entonces nos pasa algo importante, sentimos la invitación a involucrarnos. Y fue claro, “no queremos vencer el odio con más odio, vencer la violencia con más violencia” porque “nuestra respuesta a este mundo en guerra tiene un nombre: se llama fraternidad, se llama hermandad, se llama comunión, se llama familia”.
Pidió a los jóvenes que se identifique con aquellos para quienes la familia es un concepto inexistente, y la casa sólo un lugar donde dormir y comer. Y pidió poner nuestras guerras internas “en presencia de Dios”.
Alertó de la parálisis que hace perder el encanto de disfrutar del encuentro, de la amistad, del encanto de soñar juntos, de caminar con otros. Así como del sofá, que produce jóvenes embobados. Invitó a no vegetar y a dar la vida por ideales altos, a construir puentes grandes que sean semilla de tantos otros. En ese momento invitó a los presentes a ponerse de pié y a cambiarse un gesto de paz.
Francisco concluyó recordando:“Jesús, que es el camino, te llama a dejar tu huella en la historia”. E interrogó: “¿Te animas? ¿Qué responden tus manos y tus pies al Señor, que es camino, verdad y vida?”.
La vigilia siguió con una adoración al Santísimo Sacramento, en medio de un hermoso ocaso y cientos de miles de velas encendidas en la oscuridad. Concluyó con el canto del Tantum Ergo y la bendición solemne dada por el Santo Padre.
Francisco se retira y los jóvenes pasan una noche de oración esperando la misa del domingo, presidida por el Papa que clausurará la JMJ.
Texto completo de las palabras del Papa