(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El santo padre Francisco visitó hoy martes por la mañana a la población de la zona más afectada por el por el terremoto del pasado 24 de agosto en el centro de Italia, donde murieron al menos 290 personas.
La visita inició en el pueblo de Amatrice, uno de los más golpeados. «Estoy aquí solamente para decirles que me siento cerca de ustedes. Sólo esto, cercanía y oración». Añadió que si bien desde el primer momento «sentía la necesidad de venir», entretanto «no quería causar molestias llegando antes». Y refiriéndose a los que han fallecido en el terremoto añadió: «Recemos a la Virgen por ellos».
Conversó con los bomberos quienes le explicaron la dinámica del terremoto; visitó también una estructura escolar, en la cual los niños le regalaron sus dibujos y encontró a algunas personas a quienes le reiteró su dolor y prometió sus oraciones.
Después de bendecir a los presentes, el Santo Padre rezó con ellos un Ave María y añadió: “Sigamos adelante, siempre hay futuro. Hay tantos seres queridos que nos han dejado, que han perecido aquí, bajo los escombros. Recemos a la Virgen por ellos, hagámoslo todos juntos. Miren siempre hacia delante. Adelante, valor, y ayudaros unos a otros. Se camina mejor en compañía, solos no se va. Adelante. Gracias”.
Acompañado por el obispo de Rieti, monseñor Domenico Pompili, el Papa saludó al alcalde Sergio Pirozzi, a las fuerzas del orden e ingresó custodiado por los bomberos en la ‘zona roja’ del pueblo, cerrada por motivos de seguridad.
«Acercándose lo más posible a los edificios derrumbados y rezó en silencio. También saludó al jefe de la Comunicación de Emergencia del Cuerpo de bomberos con estas palabras :”Rezo para que no tengan que trabajar, el vuestro es un trabajo doloroso. Les doy las gracias por lo que hacen”. Y pidió a los miembros del Cuerpo que se hicieran una foto con él porque son “los que salvan a la gente”.
El Pontífice había indicado el domingo pasado regresando de Azerbaiyán, que deseaba realizar una visita a estas poblaciones, «privadamente, como sacerdote, como obispo y como Papa, pero solo, porque querría poder estar cerca de la gente».
Así hoy, en la festividad de san Francisco de Asís, patrono de Italia, quien vivió en la zona de Italia Central, el Santo Padre quiso realizarla, cumpliendo con lo que había prometido semanas atrás en el ángelus cuando dijo: «Queridos hermanos apenas pueda espero ir a visitarles, para llevarles personalmente el consuelo de la fe».
Dos horas más tarde fue al puesto de bomberos de Cittàreale, campo base de las zonas del terremoto, desde donde se desplazó a Accumoli, una de las ciudades más afectadas, en la que saludó a varias personas, entre ellas el alcalde, y en la Plaza de san Francisco rezó ante la iglesia del mismo nombre destruida por el terremoto. Desde allí prosiguió hasta Pescara del Tronto y se detuvo tres veces en la carretera para saludar a pequeños grupos de personas. Poco después de las 14 llegó a Arquata del Tronto. En ambas localidades estuvo acompañado por el obispo de Ascoli Piceno, Mons. Giovanni D’Ercole.
En Arquata del Tronto el Papa saludó a más de 100 personas con las que rezó y después visitó la escuela habilitada en tiendas de campaña. “Buenas tardes a todos. Quiero estar con vosotros en estos momentos y decirles que les llevo en mi corazón y que conozco, sí, conozco vuestros sufrimientos y vuestras angustias y se también que han muerto personas que querían y estoy con ustedes. Y por eso hoy he querido estar aquí”.
“Ahora –continuó– recemos al Señor para que les bendiga y recemos también por vuestros seres queridos que se han quedado..allí debajo y ahora están en el cielo. Ave María”.
Después de impartir la bendición el Papa instó nuevamente a los presentes a “tener valor y a seguir siempre adelante. Los tiempos cambiarán y se podrá salir adelante».
En Arquata del Tronto el Papa saludó a más de 100 personas con las que rezó y después visitó la escuela habilitada en tiendas de campaña. “Buenas tardes a todos. Quiero estar con vosotros en estos momentos y decirles que les llevo en mi corazón y que conozco, sí, conozco vuestros sufrimientos y vuestras angustias y se también que han muerto personas que querían y estoy con ustedes. Y por eso hoy he querido estar aquí”.
“Ahora –continuó– recemos al Señor para que les bendiga y recemos también por vuestros seres queridos que se han quedado..allí debajo y ahora están en el cielo. Ave María”.
Después de impartir la bendición el Papa instó nuevamente a los presentes a “tener valor y a seguir siempre adelante. Los tiempos cambiarán y se podrá salir adelante».