(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- Cuando la miseria del otro entra en mi corazón siento misericordia, que no es lo mismo que tener lástima, la lástima es otro sentimiento. Yo puedo tener lástima frente a un animal herido o a una situación, pero misericordia es otro sentimiento, es cuando la miseria del otro, o una situación de dolor, o de miseria, se me metió en el corazón y yo permití que esa situación tocara mi corazón.
Así lo explica el papa Francisco en un vídeo mensaje enviado al encuentro nacional “Manos abiertas” que se está celebrando estos días en Santa Fe, Argentina. Se trata de una organización de voluntarios de inspiración cristiana nacida en 1992 en Villa de Mayo, cerca de Buenos Aires, por impulso del padre jesuita Ángel Rossi, con el lema “Amar y servir”. El evento nacional tiene por tema “Misericordia: un viaje del corazón a las manos”.
En el mensaje, el Santo Padre menciona la parábola del Buen Samaritano y recuerda que “la compasión del corazón lo llevó a hacer un trabajo con sus manos”. Otra escena del Evangelio, señala el Papa, habla de Jesús a la puerta de la ciudad de Naím, que ve salir un cortejo fúnebre de un joven hijo de la madre viuda “y sintió compasión por esa madre sola”, se acercó, le dijo: “No llores”; y empezaron a actuar sus manos, después tocó el cajón, y dijo: “Joven, levántate”. De este modo, el Pontífice asegura que esto es “un viaje del corazón a las manos”. Así es Jesús, “así nos enseña el Evangelio: a hacer, pero desde el corazón”.
El corazón, sea el del Buen samaritano como el de Jesús, “fue tocado por la miseria”. Al respecto, explica que “el corazón se junta con la miseria del otro y eso es misericordia”. Además, el Santo Padre asegura que es distinto la misericordia y tener buenos sentimientos. “Es distinto hacer filantropía con las manos, eso no es misericordia”, precisa.
Misericordia –recuerda el papa Francisco– es ese viaje de ida desde la miseria a mi corazón, asumida por mi corazón, que conmueve mi corazón y que, a veces, lo conmueve de tal manera que el corazón es como una brújula en el Polo Norte, no sabe dónde está parado por eso que está sintiendo.
Y para sentir misericordia y no lástima, “hay que pedir la gracia de tener misericordia, es una gracia, y se la tienen que pedir al Señor”. Pero el único camino para tener la misericordia –asevera el Papa– es a través del propio pecado reconocido por uno y perdonado por el Señor. “Solo se puede ser misericordioso si uno se siente realmente misericordiado por el Señor, si no no puedes ser misericordioso”, añade en el vídeo mensaje.
Por otro lado, observa que si el viaje de ida fue «dejarme herir el corazón por la miseria de los demás», “el viaje estable en mi corazón es reconocer mi pecado, mi miseria, mi bajeza y sentirme perdonado y misericordiado por el Señor, ahora empieza el viaje de vuelta, del corazón hacia las manos”.
Finalmente, el Santo Padre invita a dejarse “herir el corazón por la miseria, por la de los otros y por la tuya”, “dejáte misericordiar y empieza el viaje de vuelta, y con tus manos misericordia a los demás derrochando misericordia y amor”.
Manos abiertas
El Papa: "Solo se puede ser misericordioso si uno se siente 'misericordiado' por el Señor"
El Santo Padre envía un vídeo mensaje al encuentro nacional «Manos abiertas” que se está celebrando estos días en Santa Fe, Argentina