(ZENIT – Roma).- Un día como hoy de hace cuatro años atrás, el 11 de febrero de 2013, el papa Benedicto XVI renunció al ministerio petrino. Lo hizo ante los cardenales reunidos en un consistorio que debía aprobar decretos de procesos de canonización, algo que parecía de tal manera rutinario que ese día la Sala de Prensa estaba casi vacía.
Benedicto XVI dijo: “He convocado a este Consistorio, no sólo para las tres causas de canonización, sino también para comunicar una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia”.
Y llegó el anuncio: “Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino”.
Y prosiguió: “Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, sucesor de san Pedro, que me fue confiado por medio de los cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice”.
Así precisó que permanecería hasta 28 de febrero, día que se despidió definitivamente desde el balcón de la residencia de Castel Gandolfo, en donde se retiró aproximadamente un mes hasta que regresó al monasterio Mater Ecclesiae, ubicado en el interior del Vaticano, para ser “simplemente un peregrino que empieza la última etapa de su peregrinación en esta tierra”.
El portavoz del Vaticano en inglés, el sacerdote Thomas Rosica, explicó a ZENIT en su momento cuanto sucedido: “El Papa asustó a los hermanos cardenales reunidos en Consistorio de una mañana de febrero, saludando con las palabras conmovedoras que quedaron para la historia”.
“Benedicto XVI presentó su renuncia libremente, de acuerdo con el Código de Derecho Canónico de la Iglesia. Fue una decisión sin precedentes en la historia moderna que ofreció a la Iglesia y al mundo una profunda enseñanza. Con su decisión audaz y valiente, Benedicto nos ha dicho que debemos ser dolorosamente honestos con la condición humana, que no podemos estar encadenados a la historia. Un hombre que había sido la muestra de la tradición, que tenía desde siempre la etiqueta de ‘conservador’, nos dejó con uno de los gesto más progresistas hechos por un Papa”.
Su renuncia es una decisión excepcional en la historia del papado, ya que, el sumo pontífice dimisionario más próximo fue Gregorio XII en 1415, y el precedente Celestino V en 1294.
El Papa Francisco y Benedicto XVI - © Osservatore Romano
Cuatro años atrás renunció Benedicto XVI. Una decisión excepcional en la historia del papado
“Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino”.