(ZENIT- Ciudad del Vaticano, 16 Mar. 2017).- Del camino del pecado se puede volver atrás, pero cuando se transforma en corrupción es muy difícil. Y nos puede suceder cuando nos cerramos ignorando a los sin techo, a los pobres o a quienes están en dificultad.
Lo indicó este jueves el papa Francisco en la misa en Santa Marta, inspirándose en el Evangelio del día, con la parábola de Lázaro y el rico que vestía púrpura y lino.
El rico “sabía quien era ese pobre: lo sabía. Porque cuando habla con el padre Abraham, dice: ‘Envíame a Lázaro’. Pero a él no le importaba de la miseria de Lázaro ya que él era feliz». Es que el pecado a un cierto momento se transforma en corrupción, “y este no era un pecador sino un corrupto”.
E interrogó “¿Qué sentimos en el corazón cuando vamos por la calle y vemos a los mendigos, a los niños solos que piden limosna…?”. ¿Es normal esto…? Alguien se justifica: “No, pero estos son de esa etnia que roba…”. Y Francisco pide estar atentos si en nuestro corazón resuena normal decir: “la vida es así… yo como y bebo, pero para quitarme un poco de remordimiento doy una limosna y sigo adelante”, porque ese camino “no va bien”.
Lo mismo cuando escuchamos que una bomba cayó en un hospital y hubieron tantos muertos. “¿Digo una oración y sigo como si nada fuera? ¿Me entra en el corazón o hago como el rico con Lázaro?
“Por esto –concluyó el Papa– Señor escruta en mi corazón. Mira si mi camino es equivocado, y si estoy en ese camino resbaloso del pecado a la corrupción, del cual no se puede volver hacia atrás”. Te pido, “hazme entender en que camino estoy”.
El Papa en Santa Marta (fto. Oss. Romano ©)
El Papa en Sta. Marta: ser indiferente acaba por corrompernos
Cuando sucede una tragedia, ¿me entra en el corazón o hago como el rico con Lázaro?