(ZENIT – Roma, 25 Mar. 2017).- En el Duomo de Milán, la catedral gótica medioeval y corazón de la Iglesia ambrosiana, el papa Francisco encontró al clero de la ciudad, presidido por los tres cardenales milaneses. Después de saludarles entró en el templo, donde le recibieron con aplausos.
En el lugar del Duomo llamado “Scurolo di San Carlo”, el Santo Padre se detuvo en oración y adoración al Santísimo Sacramento.
Aquí, en el primer encuentro con el clero de Milán, en la nave central del Duomo, después del saludo del cardenal Scola, el sacerdote diocesano Gabriele Gioia le preguntó cómo enfrentar la secularización y evolución de la sociedad, plural, multiétnica, multicultural y multirreligiosa.
Recordó que no siempre “se pesca”, lo importantes sí es salir a navegar, sabiendo que somos siervos inútiles, con la alegría de evangelizar.
El Papa señaló que “en cada época desde los primeros cristianos ha tenido múltiples desafíos” y recordó el episodio de Pedro en la casa de Cornelio en Cesarea. “No debemos temer los desafíos y es bueno que existan. Son signo de una fe viva, de una comunidad que busca al Señor y tiene los ojos y el corazón abierto”, dijo. Y añadió: “Más bien temamos una fe sin desafíos que se considera completa como si todo hubiera sido realizado”. Porque los desafíos “nos ayudan a hacer que nuestra fe no se vuelva ideológica”.
Y sobre una sociedad “multicultural, multireligiosa y multiétnica” señaló que la historia de la Iglesia tiene mucho que enseñarnos y ayudarnos sobre la cultura de la diversidad. Porque “el Espíritu Santo es el maestro de la diversidad”. Invitó así a mirar a las diócesis, comunidades religiosas, congregaciones, con tantos carismas y modos de realizar la experiencia de los creyentes. “La Iglesia -dijo el Papa- es una experiencia multiforme, una pero multiforme”.
También señaló el Evangelio en sus cuatro versiones, lo que enriquece. Invitó por ello a no confundir unidad con uniformidad, pluralidad con pluralismo. “Todo lo que no asume el drama humano puede ser una teoría muy clara y distinguida, pero no coherente con la Revelación y por lo tanto ideológica”, dijo. Porque la fe para ser cristiana y no ilusoria tiene que configurarse en el interior de los procesos humanos si reducirse a ellos.
Por ello como pastores no podemos evitar de “formar el discernimiento” en un “escenario muy insidioso”, en una cultura de la abundancia, que presenta tantas posibilidades como válidas y buenas, en la cual nuestros jóvenes están expuestos al zapping continuo, pudiendo navegar en dos o tres pantallas al mismo tiempo, en diversos escenarios virtuales.
“Nos guste o no es el mundo en el cual están insertados y es nuestro deber como pastores ayudarlos a atravesar este mundo. Por lo tanto considero que sea importante enseñarles a discernir, para que tengan los instrumentos y los elementos que les ayuden a recorrer el camino de la vida sin que se extinga el Espíritu Santo que está en ellos”.
“Cuando somos niños -señaló el Pontífice- es fácil que el papá y la mamá digan qué hacer, y está bien. Pero a mediad que crecemos en medio a una multitud de voces en las que aparentemente todas tienen razón, el discernimiento de lo que nos lleva a la Resurrección, a la vida y no a una cultura de la muerte es crucial”.
Francisco en el duomo de Milán dialoga con los sacerdotes
El Papa en el Duomo de Milán: No hay que temer el desafío de una sociedad multicultural
Formar en el discernimiento, en un escenario muy insidioso, sin condenar ni santificar