(ZENIT – Roma, 25 Mar. 2017).- No resignarse porque somos pocos, porque “cuando nos resignamos vivimos con el imaginario de un pasado glorioso que lejos de despertar el carisma inicial, nos envuelve en una espiral de pesadez existencial”. Por lo tanto “nos hace bien a nosotros volver a visitar los orígenes, una memoria que nos salva de cualquier imaginación gloriosa pero irreal del pasado”.
Lo explicó el papa Francisco en el Duomo de Milán, al responder a la Madre Paola Paganoni Osc, en el encuentro que el Pontífice tuvo este sábado, con los sacerdotes, religiosos y consagrados.
Explicó así que “la mayoría de nuestros padres no pensaron nunca a ser una multitud o una gran mayoría” sino a renovar y edificar la Iglesia como levadura en la masa, como sal y luz del mundo.
Y si bien “por mucho tiempo habíamos creído que las familias religiosas tenían que ocupar espacios más que poner en marcha procesos”. En cambio “hoy la realidad nos interpela u nos invita a ser nuevamente un poco de levadura, un poco de sal”. Porque no se puede pensar a un alimento con mucha sal o totalmente fermentado.
Hoy la realidad “nos llama a poner en marcha procesos más que ocupar espacios, a luchar por la unidad que pegarnos a conflictos del pasado, a escuchar la realidad, a abrirnos a la ‘masa’, al santo Pueblo fiel de Dios, de todo eclesial”.
«Lo que el Papa les puede decir es : «vayan en las periferias, vayan a los confines para encontrar al Señor, a renovar la misión de los orígenes, a la Galilea del primer encuentro”.
Les invitó también a “estar más atentos a las fragilidades que nos circundan y transformarlas en espacios de bendición”. Vayan y lleven la unción de Cristo, dijo, y “no se olviden que cuando ponemos a Jesús en medio de su pueblo se encuentra la alegría”.
Al concluir su visita a la catedral de Milán, el Santo Padre rezó la oración del ángelus en la explanada que da a la plaza.
El Pontífice en el Duomo de Milán: 'Es más importante iniciar procesos que ocupar espacios'
Ser sal y levadura, las periferias, ir a los confines para encontrar al Señor a la Galilea del primer encuentro