(ZENIT – 13 junio 2019).- El Santo Padre ha recibido en la mañana de hoy, 13 de junio de 2019, a los participantes en la reunión de los Representantes pontificios que se celebra, del 12 al 15 de junio, en el Vaticano.
En la oración previa a la audiencia con los Nuncios Apostólicos, el Papa ha recordado a Monseñor Léon Kalenga Badikebele, representante del Vaticano en Argentina fallecido ayer, 12 de junio.
Francisco se ha dirigido a los presentes y les ha entregado su discurso: “Una especie de ‘decálogo’” que, a través de los nuncios, “se dirige también a vuestros colaboradores y, de hecho, a todos los obispos, sacerdotes y personas consagradas que se encuentran en todas las partes del mundo”.
1. El nuncio es un hombre de Dios
Esto supone, dice el Papa Francisco, “seguir a Dios en todo y por todo; obedecer sus mandamientos con alegría; vivir por las cosas de Dios y no por las del mundo; dedicarle libremente todos los recursos, aceptando con un espíritu generoso los sufrimientos que surgen como resultado de la fe en Él”.
Además, el Obispo de Roma indicó que el hombre de Dios “no engaña ni defrauda al prójimo”, no se entretiene con “chismes y calumnias” y mantiene “la mente y el corazón puros”.
2. El nuncio es un hombre de Iglesia
El nuncio representa a la Iglesia y, en particular, al sucesor de Pedro. Para Francisco, constituye un “contratestimonio” que este ostente lujos mientras hay personas que carecen de lo necesario. El mayor honor de dicho representante es “ser ‘siervo de todos’”.
Al mismo tiempo, los nuncios deben ser humildes para dejar de lado las opiniones personales y “representar el rostro, las enseñanzas y las posiciones de la Iglesia” y defenderla “valientemente” cuando intenten “desacreditarla, difamarla o calumniarla”.
3. El nuncio es un hombre de celo apostólico
El nuncio es un apóstol del Evangelio “tiene la tarea de iluminar el mundo con la luz del Resucitado, de llevar a Cristo a los confines de la tierra”, “sembrando la buena semilla de la fe en los corazones de quienes encuentra”, describió el Pontífice.
El Santo Padre advirtió a los presentes sobre la indiferencia, una actitud que se ha propagado también entre los religiosos y ha recordado que “el compromiso principal de nuestra misión apostólica será procurar la salvación y la santificación del mayor número de almas”.
4. El nuncio es un hombre de reconciliación
El Obispo de Roma expuso que el nuncio debe intentar “ser imparcial y objetivo, para que todas las partes encuentren en él al árbitro correcto que busca sinceramente defender y proteger solo la justicia y la paz, sin dejarse nunca involucrar negativamente”.
Igualmente, afirmó que los nuncios no deben “encerrarse” en las nunciaturas, sino que, como factores de “comunión y reconciliación”, deben salir al encuentro de las personas.
5. El nuncio es un hombre del Papa
Al representar al Papa, el nuncio interviene como tal, esto es, “concreta, implementa y simboliza la presencia del Papa entre los fieles y las poblaciones. Es hermoso que en varios países la Nunciatura se llame ‘Casa del Papa'», señaló el Santo Padre.
Francisco reconoció que son posibles las reservas y antipatías, pero un nuncio “no puede ser hipócrita” y, en consecuencia, es incompatible con su trabajo el “criticar al Papa por detrás, tener blogs o incluso unirse a grupos hostiles a él, a la Curia y a la Iglesia de Roma”.
6. El nuncio es un hombre de iniciativa
El Papa Francisco indicó que dichos representantes pontificios deben “desarrollar la capacidad y la agilidad para promover o adoptar una conducta adecuada a las necesidades del momento sin caer nunca en la rigidez mental, espiritual y humana, o en la flexibilidad hipócrita y camaleónica”.
7. El nuncio es un hombre de obediencia
Para el Pontífice, “solo en libertad podemos obedecer realmente, y solo obedeciendo el Evangelio podemos entrar en la plenitud de la libertad”. Así, la llamada de los nuncios a la obediencia “es la llamada a seguir el estilo de vida de Jesús de Nazaret”.
8. El nuncio es un hombre de oración
Con el fin de describir la figura del nuncio, el Santo Padre ha utilizado las palabras de san Giovanni Battista Montini: «Es la de alguien que verdaderamente tiene la conciencia de llevar a Cristo con él» (abril de 1951) y para quien Dios es el único bien precioso. Y añadió que “esto requiere un desapego de uno mismo que solo se puede lograr con una relación constante con el Señor y la unificación de la vida en torno a Cristo”.
9. El nuncio es un hombre de caridad operosa
Francisco resaltó que la caridad es gratuita, y, por ello, ha hecho referencia al “peligro de las regalías”: “La caridad operosa debe llevarnos a ser prudentes a la hora de aceptar los regalos que nos ofrecen para ofuscar nuestra objetividad y, en algunos casos, desafortunadamente, para comprar nuestra libertad”.
Además, recalcó que ningún regalo debe “esclavizarnos» e instó a no aceptar presentes “demasiado caros” o a destinarlos a la caridad.
10. El nuncio es hombre de humildad
El Papa ha concluido su decálogo hablando sobre la humildad y citando las «Letanías de la humildad» del Cardenal Rafael Merry del Val, Secretario de Estado y colaborador de San Pío X, antiguo “colega” de los nuncios:
«Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón parecido al tuyo.
Del deseo de ser alabado, Líbrame, Señor
Del deseo de ser honrado, Líbrame, Señor
Del deseo de ser aplaudido, Líbrame, Señor
Del deseo de ser preferido a otros, Líbrame, Señor
Del deseo de ser consultado, Líbrame, Señor
Del deseo de ser aceptado, Líbrame, Señor
Del temor a ser humillado, Líbrame, Señor
Del temor a ser despreciado, Líbrame, Señor
Del temor a ser reprendido, Líbrame, Señor
Del temor a ser calumniado, Líbrame, Señor
Del temor a ser olvidado, Líbrame, Señor
Del temor a ser ridiculizado, Líbrame, Señor
Del temor a ser injuriado, Líbrame, Señor
Del temor a ser rechazado, Líbrame, Señor
Concédeme Señor el deseo de que otros sean más amados que yo,
Concédeme Señor el deseo de que otros sean más estimados que yo,
Concédeme Señor el deseo de que otros crezcan susciten mejor opinión de la gente y yo disminuya,
Concédeme Señor el deseo de que otros sean alabados y de mí no se haga caso,
Concédeme Señor el deseo de que otros sean empleados en cargos y a mí se me juzgue inútil,
Concédeme Señor el deseo de que otros sean preferidos a mí en todo,
Concédeme Señor el deseo de que los demás sean más santos que yo con tal que yo sea todo lo santo que pueda».