(ZENIT – 29 junio 2019).- Hoy, 29 de junio de 2019, solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, en la basílica Vaticana, como es tradición, el Santo Padre ha bendecido los palios que se entregarán a los 31 arzobispos metropolitanos nombrados durante este año.
Estos 31 arzobispos metropolitanos provienen de los cinco continentes. Una archidiócesis metropolitana es una en la que las diócesis sufragáneas se agrupan para formar un territorio geográfico de la Iglesia.
Una vez bendecidos por el Santo Padre, estos Palios se impondrán a cada arzobispo por parte del representante pontificio en sus respectivas sedes metropolitanas.
Después de este rito, el Papa Francisco ha presidido la Santa Misa con los cardenales, los arzobispos metropolitanos y los obispos sacerdotes.
El 29 de junio la Iglesia celebra el Día del Papa y la colecta llamada, desde los primeros siglos, Óbolo de San Pedro.
El Palio
El Palio es una banda de lana blanca que los arzobispos metropolitanos llevan sobre los hombros como símbolo de su autoridad y su unidad con el Papa. Al mismo tiempo, este palio simboliza la misión pastoral de los prelados, que cargan a sus hombros a sus ovejas.
Dicho Palio, bordado con una cruz de seda negra, es un signo de comunión con el Sucesor de Pedro, de hecho, durante al comienzo de esta Misa los obispos metropolitanos realizan un juramento de fidelidad y obediencia a Pedro en la persona del Pontífice en el que prometen ser siempre fieles y obedientes a san Pedro, a la Santa Iglesia Romana, al Sumo Pontífice y a sus legítimos sucesores. Finalmente, piden ayuda a la gracia de Dios para lograrlo.
Intercambio con el Patriarcado Ecuménico
Constituye una tradición que una delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla participe en la celebración de los santos patronos de Roma, Pedro y Pablo, mientras que una delegación del Papa acude a Estambul a la celebración de san Andrés, el 30 de noviembre.
Este año, la delegación ha estado formada por el arzobispo de Telmissos, Job, representante del Patriarcado Ecuménico en el Consejo Ecuménico de Iglesias y copresidente de la Comisión mixta internacional para el diálogo teológico entre la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa; el obispo de Melitene, Maximos; y el diácono Bosphorios Mangafas.
Durante su homilía, Francisco se ha referido a esta tradición y ha saludado «con afecto» a la delegación. «Vuestra presencia, queridos hermanos, nos recuerda que tampoco podemos ahorrar esfuerzos en el camino hacia la unidad plena entre los creyentes, en una comunión a todos los niveles. Porque juntos, reconciliados por Dios y perdonados mutuamente, estamos llamados a ser testigos de Jesús con nuestra vida», subrayó el Papa.
Al finalizar la Eucaristía, el Pontífice y el arzobispo de Telmissos han acudido a la tumba de Pedro para rezar juntos en silencio, un gesto ecuméncio que simboliza la comunión entre la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa. Igualmente, al salir del templo, ambos se han detenido ante la estatua de San Pedro del pasillo central de la basílica y han besado el pie de la misma.