(ZENIT – 1 oct. 2019).- En los días precedentes a la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado, el domingo 29 de septiembre, el Papa Francisco envió a su limosnero apostólico, Konrad Krajewski a visitar los llamados «guetos» del área de la Capitanata, en Foggia, Italia.
Así lo informó, el pasado 27 de septiembre de 2019, la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
El viernes 27, el limosnero, acompañado por el obispo de San Severo, Mons. Giovanni Checchinato, y el arzobispo de Foggia-Bovino, Vincenzo Pelvi, se desplazó a dos de estos asentamientos, chabolas o fincas abandonadas, para encontrarse con miles de trabajadores agrícolas.
Estos trabajadores son en su mayoría migrantes procedentes de África (principalmente de Nigeria, Ghana, Senegal y Gambia) y algunos de Europa Oriental (rumanos y búlgaros), que viven en condiciones de grave inseguridad a nivel jurídico, de vivienda y de salud.
Gesto del Papa Francisco
Con este gesto, el Pontífice desea estar cerca de todas estas personas víctimas de explotación, de marginación y de exclusión, llevarles un mensaje de esperanza y expresar su grito de ayuda en una sociedad que desarrolla «dentro de ella la tendencia hacia un individualismo acentuado que, unido a la mentalidad utilitarista y multiplicado por la red mediática, produce la globalización de la indiferencia» (Mensaje del Santo Padre Francisco para la 105ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado 2019).
Esta visita pretende hacer resonar con fuerza las palabras del Papa Francisco: «La respuesta al desafío que plantea la migración contemporánea se puede resumir en cuatro verbos: acoger, proteger, promover e integrar. Pero estos verbos no solo se aplican a los migrantes y refugiados. Expresan la misión de la Iglesia a todos los habitantes de las periferias existenciales, que deben ser acogidos, protegidos, promovidos e integrados. Si ponemos en práctica estos verbos, contribuimos a la construcción de la ciudad de Dios y del hombre, promovemos el desarrollo humano integral de todas las personas y también ayudamos a la comunidad mundial a acercarse a los objetivos de desarrollo sostenible que se ha fijado y que, de otro modo, serán difíciles de alcanzar» (ibíd).
Los «guetos»
El fenómeno de la grave explotación laboral en Capitanata, zona eminentemente agrícola, se ve alimentado por la falta de mecanismos eficaces para la contratación formal de trabajadores y la provisión de vivienda por parte de los empleadores.
Es así como nacen los llamados «guetos», en forma de favelas o en fincas abandonadas, con poco o ningún acceso a agua potable, sin sistema de alcantarillado y con precarios sistemas de calefacción en una zona con inviernos muy fríos.
La cosecha de tomate, que tiene lugar de julio a septiembre, es la que presenta el mayor número de jornaleros. En estos meses de cosecha intensiva, al menos 6.000 personas buscan refugio en barrios de chabolas y fincas abandonadas.
Los mayores asentamientos de la zona son la antigua pista del aeropuerto de Borgo Mezzanone, el Gran Ghetto de Rignano Scalo, el Ghetto de Ghana de Borgo Tre titoli y una multitud de caseríos ocupados y dispersos en un radio de 50 km desde Foggia.
Borgo Mezzanone
El primer gueto visitado por el limosnero del Papa y el obispo de San Severo es Borgo Mezzanone, una fracción del municipio de Manfredonia. Se trata de una pequeña comunidad rural de unos 800 habitantes, perteneciente a la arquidiócesis de Manfredonia-Vieste-San Giovanni Rotondo.
Hoy, Borgo Mezzanone, lugar de acogida de migrantes y refugiados desde hace 20 años, contiene un centenar de solicitantes de asilo, con una capacidad de 450 plazas. A poca distancia, en la llamada «ex pista», 1.500 personas de diferentes nacionalidades acampan en contenedores o barracones improvisados.
En los últimos meses se han realizado varias intervenciones para demoler estas construcciones, con el objetivo de desmantelar lo antes posible todo el gueto, reubicando a los migrantes en lugares más dignos que también promuevan la integración. Sin embargo, la buena voluntad de las instituciones parece no seguir una ruta coordinada para resolver esta cuestión.
Gran Gueto
El segundo asentamiento visitado es el llamado Gran Gueto, que se encuentra en Torretta Antonacci, en el territorio del municipio y la Diócesis de San Severo, a 25 km de San Severo.
Hace unos 20 años, en Rignano Scalo, a medio camino entre San Severo y Foggia, se despejó el primer Gran Ghetto que la comunidad de trabajadores había creado en una antigua fábrica de azúcar. Después de la evacuación, la comunidad de trabajadores se instaló en una zona a 15 minutos en coche, en medio del campo.
Casi 20 años después de su nacimiento, en marzo de 2017, el Gran Ghetto fue despejado con la toma de toda la zona por parte de la Dirección Antimafia del distrito de Bari. Esta propuso a una pequeña cuota de habitantes y una alternativa de habitabilidad consistente en tiendas de campaña y contenedores o en instalaciones municipales en el pueblo de San Severo, sin llegar a encontrar soluciones reales y decentes ante la emergencia.
Incendio
En el incendio que estalló en la noche del 1 al 2 de marzo de 2017, pocas horas antes del despeje del Gran Gueto, dos jóvenes de Malí, Mamadou Konate y Nouhou Doumbouya, de unos 30 años, perdieron la vida.
Inmediatamente después del desalojo, una parte de la comunidad se reubicó en otros asentamientos de Capitanata. El primero de ellos, la antigua pista de Borgo Mezzanone, y otra parte reconstruyó, en el mismo punto del desalojo, el Gran Gueto, con un gran número de caravanas y barracas. Se cuentan más de 400.
La gente vive en este asentamiento durante todo el año y el número de ellas varía desde 200 en los meses de invierno, cuando el trabajo en el campo disminuye, hasta más de 800-900 en los meses de cosecha de tomates, uvas y aceitunas.