(ZENIT – 3 oct. 2019).- «¿Dejo que la Palabra de Dios toque mi corazón, o me quedo ahí parado mirando al techo y pensando en otra cosa?» Este es el interrogatorio del Papa durante la misa de la mañana del 3 de octubre de 2019, en la Casa Santa Marta en el Vaticano.
«El domingo es el día del encuentro del pueblo con el Señor», subrayó el Papa en su homilía… el día de mi encuentro con el Señor… es un día de encuentro. Pero «no entendemos la fiesta dominical sin la Palabra de Dios».
Meditando en la primera lectura (Ne 8,1-4a.5-6.7b-12), en la que la gente «lloraba de emoción» al leer la Palabra de Dios, el Papa formuló varias preguntas para un examen de conciencia: «Cuando escuchamos la Palabra de Dios, ¿qué pasa en mi corazón? ¿Estoy atento a la Palabra de Dios? ¿Dejo que toque mi corazón, o me quedo ahí parado mirando al techo pensando en otra cosa y la Palabra entra por un oído y sale por el otro, sin llegar a mi corazón? ¿O no lo estoy escuchando? ¿Cómo encuentro al Señor en su Palabra que es la Biblia?».
«¿Qué estoy haciendo para prepararme para que la Palabra llegue a mi corazón? Y cuando la Palabra llega al corazón, hay lágrimas de alegría y es una celebración». En efecto, «la Palabra de Dios nos hace felices, el encuentro con la Palabra de Dios nos llena de alegría y esta alegría es mi fuerza, es nuestra fuerza».
Para el Papa, «los cristianos están alegres porque han acogido, han recibido en sus corazones la Palabra de Dios y encuentran continuamente la Palabra, la buscan. Este es el mensaje de hoy para todos nosotros… ¿Estoy convencido de que la alegría del Señor es mi fuerza? La tristeza no es nuestra fuerza».
El que encuentra al Señor en su palabra piensa que es un «sueño», observó también el Papa: «No podemos creer en tanta belleza». Y desear: «Que el Señor nos conceda a todos la gracia de abrir nuestro corazón para este encuentro con su Palabra y no tener miedo de la alegría, no tener miedo de celebrar la alegría».