(ZENIT – 24 nov. 2019).- El arzobispo de Nagasaki, en nombre del pueblo japonés ha agradecido esta visita del Papa al país y a la ciudad, especialmente por haber enviado “un fuerte mensaje por la abolición de las armas nucleares, en favor de la paz”.
Hoy, 24 de noviembre de 2019, en torno a las 14:00, hora local, (6:00 h. en Roma), el Papa Francisco ha presidido la celebración eucarística con los jóvenes en el Estadio de Béisbol de Nagasaki, Japón.
En esta jornada el Santo Padre se encuentra visitando las dos ciudades afectadas por las bombas atómicas, Nagasaki e Hiroshima.
Estadio de Beisbol
Este estadio de Nagasaki, construido en los colores rojo ladrillo y blanco, fue terminado en julio de 1997.
Cuenta con cuatro plantas, un campo de entrenamiento cubierto y una sala de exposiciones sobre la historia del béisbol local. El Nagasaki Saints juega sus partidos en casa en este estadio.
En la celebración de la Eucaristía se han registrado alrededor de unas 35.000 personas. Entre ellas, ciudadanos de China y de Corea.
Asistentes
Algunos fieles han estado esperando en el estadio desde las 9 de la mañana, empapados por la lluvia que ha dado algo de tregua durante la Misa.
Los asientos de las gradas estaban distribuidos por ciudades y provincias. En el suelo, a la izquierda, había una cuarta parte reservada para los miembros de las fuerzas armadas estadounidenses destinadas en Japón.
Entre los asistentes se encuentra, Thi Gonoo, de 35 años, procedente de Hyogo, que viajó en coche con sus tres hijos, su hermana y sus padres: «Nagasaki representa una imagen dura para mí. Pero este es un día muy especial con mis hijos para ver al Papa», contó.
Arquidiócesis de Nagasaki
La arquidiócesis de esta ciudad japonesa cuenta con 61.242 católicos y en el último año se bautizaron 402 personas.
Los sacerdotes diocesanos son 91, y, además hay 44 sacerdotes regulares, y 5 seminaristas. Los institutos religiosos masculinos cuentan con 60 miembros y los femeninos, por su parte, con 682 religiosas.
Nagasaki también presenta 37 instituciones de enseñanza y 91 de beneficiencia, 72 parroquias y 2 iglesias.
La Virgen
La Misa, en la que se ha celebrado la solemnidad de Cristo Rey, ha sido acompañada por los cantos de un coro.
El altar estuvo presidido por la cabeza de una estatua de la Virgen, realizada en madera, fabricada en España y copiada de un cuadro de Murillo, que milagrosamente sobrevivió al calor nuclear de la bomba atómica que explotó en Nagasaki en 1945.
Homilía
Durante su homilía, el Papa Francisco reflexionó sobre las palabras del buen ladrón a Cristo: “Señor, acuérdate de mí cuando estés en tu reino”. Allí, en el monte Calvario, “muchas voces callaban, tantas otras se burlaban, tan sólo la del ladrón fue capaz de alzarse y defender al inocente sufriente; toda una valiente profesión de fe”, apuntó.
También señaló que “está en cada uno de nosotros la decisión de callar, burlar o profetizar” y exhortó a alzar las voces en una plegaria común “por todos aquellos que hoy están sufriendo en su carne este pecado que clama al cielo, y para que cada vez sean más los que, como el buen ladrón, sean capaces de no callar ni burlarse, sino con su voz profetizar un reino de verdad y justicia, de santidad y gracia, de amor y de paz”.
Participación de los fieles
Las lecturas, 2 Sam 5, 1-3: “David, es escogido rey de Israel”, en japonés, y Col 1, 12-20: “Nos ha transferido al reino del Hijo de su amor”, en inglés, fueron realizadas por una señora y una chica joven, respectivamente. Una religiosa ha sido la encargada de entonar el salmo responsorial.
La oración de los fieles, por su parte, fue llevada a cabo en español, coreano, tagalo, japonés y vietnamita por 5 fieles, entre los que se encontraba un niño.
En cuanto a las ofrendas, un grupo de personas, incluidos varios niños y dos mujeres ataviadas con trajes tradicionales, entregaron las mismas al Santo Padre ante el altar.
Agradecimiento
Antes de la bendición final, el arzobispo de Nagasaki, Mons. Joseph Mitsuaki Takami, en su saludo, agradeció también al Pontífice su visita al Monumento de los Mártires, que ha inspirado su “fe y empeño misionero”.
Después de las palabras del prelado, el Papa Francisco ha entregado al arzobispo un cáliz como recuerdo de su visita apostólica a Nagasaki.