(ZENIT – 10 diciembre 2019).- El 8 de diciembre de 2019, el papa Francisco nombró al cardenal Fernando Filoni gran maestre de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén. Hasta entonces era prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos.
El cardenal Filoni sucede al cardenal Edwin Frederick O’Brien, del cual el Papa ha aceptado su renuncia.
El arzobispo Filoni nació en Manduria, diócesis de Oria (provincia de Taranta) en Italia, el 15 de abril de 1946. Fue ordenado sacerdote el 3 de julio de 1970. Es licenciado en filosofía y derecho canónico.
Se unió al servicio diplomático de la Santa Sede el 2 de abril de 1981 y sirvió en representaciones pontificias en Sri Lanka e Irán, en la Secretaría de Estado, en Brasil y en Filipinas.
El 17 de enero de 2001 fue nombrado nuncio apostólico en Jordania e Irak. Recibió la ordenación episcopal de Juan Pablo II en la basílica de San Pedro el 19 de marzo de 2001.
Fue nombrado nuncio apostólico en Filipinas el 25 de febrero de 2006, luego suplente de Asuntos Generales del Secretario de Estado el 10 de junio de 2007 y finalmente prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos el 10 de mayo de 2011.
Habla francés, español, inglés y portugués.
Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén
La Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén es una asociación pública de fieles bajo la autoridad de la Santa Sede y compuesta por voluntarios. Su nacimiento se remonta tradicionalmente al siglo XI, a raíz de los caballeros que fueron a Jerusalén para recibir la investidura en el Santo Sepulcro, convirtiéndose en «caballeros de Cristo». Los caballeros se comprometieron con la defensa de la Iglesia, la protección de Tierra Santa y la práctica de la caridad, especialmente a los huérfanos.
Hoy, siguiendo las reformas de Pío IX, la Orden tiene dos objetivos fundamentales: promover «la práctica de la vida cristiana» entre sus miembros y «proporcionar asistencia moral y material a la Iglesia en Tierra Santa».
Presente en 35 países, la Orden del Santo Sepulcro está presidida por un «gran maestre» cardenal asistido por un gobernador general. Continúa su trabajo caritativo, incluida la renovación de iglesias, escuelas y hospitales en Tierra Santa.