Presentación de la Encíclica del papa 'Frateli tutti'

Presentación de la Encíclica 'Frateli tutti', 4 octubre 2020 (C) Vatican Media

‘Fratelli tutti’: Presentación de la tercera encíclica del Papa

En el Aula Nueva del Sínodo

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(zenit – 4 sept. 2020).– La rueda de prensa de presentación sobre la nueva Carta Encíclica del Papa Francisco, Fratelli Tutti, en torno la fraternidad y la amistad social ha tenido lugar en la mañana de hoy, 4 de octubre de 2020.

Este documento fue firmado ayer, 3 de octubre, por el Santo Padre en la tumba de San Francisco de Asís.

En la presentación han intervenido el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado; el cardenal Miguel Ángel Ayuso Guixot, presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo interreligioso; el juez Mohamed Mahmoud Abdel Salam, secretario general del Comité Superior para la Fraternidad Humana; Anna Rowlands, profesora de Catholic Social Thought & Practice en la Universidad de Durham, Reino Unido; y Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de San Egidio y profesor de Historia Contemporánea.

Cultura de la fraternidad

El cardenal Parolin subrayó en su presentación que “la Encíclica no se limita a considerar la fraternidad como un instrumento o un deseo, sino que esboza una cultura de la fraternidad que debe aplicarse a las relaciones internacionales”, pues “la fraternidad no es una tendencia o moda que se desarrolla a lo largo del tiempo o en un tiempo, sino la manifestación de actos concretos”.

En cuanto al papel efectivo de la fraternidad, el purpurado sostuvo que “es perturbador porque está vinculado a nuevos conceptos que sustituyen la paz con los pacificadores, el desarrollo con los cooperantes, el respeto de los derechos con la atención a las necesidades de cada prójimo, ya sea persona, pueblo o comunidad”.

Igualmente, aclaró que raíz teológica de la Encíclica “nos dice muy claramente que gira en torno a la categoría del amor fraterno que, más allá de toda pertenencia, incluso de la identidad, es capaz de concretarse en ‘el que se ha hecho prójimo’”, remarcando que la imagen del Buen Samaritano presente en la Encíclica constituye “una advertencia y un modelo”.

Transformar las relaciones internacionales

Dicha imagen propone “a los dirigentes de las naciones, a los diplomáticos, a los que trabajan por la paz y el desarrollo, la fraternidad les propone transformar la vida internacional de una simple coexistencia, casi necesaria, a una dimensión basada en ese sentido común de ‘humanidad’ que ya hoy inspira y sostiene tantas normas y estructuras internacionales, promoviendo así una convivencia efectiva.”

A través de la cultura de la fraternidad, “el Papa Francisco llama a cada uno a amar al otro pueblo, a la otra nación como a la suya propia. Y así construir relaciones, normas e instituciones, abandonando el espejismo de la fuerza, el aislamiento, las visiones cerradas, las acciones egoístas y partidistas, porque, como dice la carta “la mera suma de los intereses individuales no es capaz de generar un mundo mejor para toda la humanidad”, concluyó el secretario de Estado.

Religiones al servicio de la fraternidad

El cardenal Miguel Ángel Ayuso Guixot, presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, destacó, por su parte, “la invitación del Papa Francisco a las diferentes religiones a ponerse al servicio de la fraternidad para el bien de toda la humanidad anuncia una nueva época”.

Se trata de un viaje común que “se abre a una nueva luz y a una nueva creatividad que desafía el corazón mismo de cada religión, y no sólo eso: la fraternidad se puede convertir también en el camino de las creencias religiosas”.

El diálogo interreligioso “tiene una función esencial para construir una convivencia civil, una sociedad que incluya y que no se edifique sobre la cultura del descarte”.

La perspectiva y el objetivo del diálogo es trabajar, mediante una auténtica colaboración entre creyentes, para conseguir el bien de todos, luchando contra tantas injusticias que aún afligen a este mundo y condenando todo tipo de violencia”, puntualizó el prelado.

Por ello, mirando hacia el futuro, “debemos tomar conciencia de que las religiones no deben encerrarse en sí mismas, sino que, como creyentes y permaneciendo bien enraizados en nuestra propia identidad, nos dispongamos, a pesar de nuestras diferencias, y junto a todas las personas de buena voluntad, a recorrer el camino de la fraternidad humana”.

Llamamiento a la concordia

En su exposición, el secretario General del Comité Superior para la Fraternidad Humana, el juez Mohamed Mahmoud Abdel Salam, aseguró que la nueva encíclica “es un llamamiento a la concordia que se le hace a un mundo en discordia, así como un mensaje claro en favor de una armonía, individual y colectiva, con las leyes del universo, del mundo y de la vida”.

Asimismo, “se trata de un argumento que se basa en razonamientos claros, fundados en la verdad y practicables en la vida real y en el mundo concreto”, continuó.

Foro para unos 100 jóvenes

Salam anunció también que, junto con sus colegas del Comité Superior para la Fraternidad Humana, convocarán un Foro para unos 100 jóvenes, procedentes de diferentes partes del mundo, y organizarán jornadas de estudio dedicadas a la Encíclica, en Roma y en Abu Dhabi, donde se anunció el Documento sobre la Fraternidad Humana, pero también en Egipto, el país de Al-Azhar.

En esta iniciativa, los participantes se dedicarán a la reflexión, al estudio y al diálogo libre y profundo. De este modo, “la Encíclica llegará a los jóvenes pertenecientes a otras religiones y grupos étnicos, con la esperanza de que pueda constituir un paso en la dirección correcta, hacia una fraternidad humana mundial”.

“Espero que esta Encíclica, junto con el Documento sobre la Fraternidad Humana, puedan tener un considerable efecto disuasorio contra la falsedad, con todas sus formas y expresiones, y que puedan ser la base, o el factor más importante, para el nacimiento de un nuevo orden mundial, basado en la sacralidad de la dignidad y de los derechos humanos, como afirmó el Papa, y no en el desprecio, la esclavitud y la explotación del hombre”, expresó el juez.

Fraternidad universal y amistad social

Para la profesora Anna Rowlands, Fratelli tutti “deja claro que la fraternidad universal y la amistad social deben ser practicadas juntas”, aunque es evidente que “el fracaso en esta cuestión es abundante”.

Rowlands apuntó que “la globalización proclama valores universales, pero no practica el encuentro y la atención, especialmente en cuanto a los diferentes y a los más vulnerables”.

Además, la Encíclica es clara en cuanto al peso de la responsabilidad de las comunidades religiosas y Fratelli tutti exhorta a las religiones “a ser modelos de diálogo, comerciantes de paz y portadores del mensaje de amor trascendente para un mundo hambriento, cínico y desarraigado”, añadió.

La guerra

El fundador de la Comunidad de San Egidio, Andrea Riccardi, sostuvo en su intervención que Fratelli tutti “traza un camino simple y esencial para todos aquellos que se sienten perdidos: la fraternidad”, y centró su presentación en la guerra: “la herida más grave, la que huele a muerte”.

En este sentido, expuso que la humanidad creía que “el mundo había aprendido la lección después de tantas guerras y fracasos”, pero que, sin embargo “hemos retrocedido en los logros de paz y en las formas de integración entre los estados”.

Las palabras del Papa Francisco sobre este tema incluidas en la carta, “nos despiertan del entumecimiento colectivo generado por la lógica del conflicto”, indicó el también profesor.

Guardianes de la paz

“La encíclica muestra que todo el mundo somos guardianes de la paz. Las instituciones tienen la tarea de despertar esta ‘arquitectura de la paz’. Pero incluso nosotros, la gente común, no podemos ser espectadores. La artesanía de la paz es tarea de todos: hay que atreverse más contra la guerra con una rebelión diaria y creativa. Si muchos pueden hacer la guerra, todos pueden trabajar como artesanos de la paz”, prosiguió.

Al leer Fratelli tutti, “no solo he captado la denuncia de la guerra, sino la esperanza de que la paz es posible”, señaló recordando la invitación de Juan Pablo II en Asís en 1986, junto con otros líderes religiosos: “La paz espera a sus profetas… a sus creadores… es una obra abierta a todos, no sólo a los especialistas, sabios y estrategas… pasa a través de mil pequeños actos de la vida cotidiana”. Los pacificadores son hombres y mujeres de la fraternidad”.

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Larissa I. López

Larissa I. López es licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Sevilla, Máster en Artes de la Comunicación Corporativa y Doctora en Comunicación por la Universidad CEU San Pablo de Madrid. Su trayectoria profesional ha transcurrido entre el ámbito de la comunicación y el de la docencia. Como redactora, ha colaborado con medios como Aceprensa, Pantalla 90 o CinemaNet. Como profesora, por su parte, ha impartido clases en la universidad y en centros de FP y bachillerato. En estos últimos realizaba también tareas relacionadas con la comunicación (redes sociales y edición de contenidos). Cordobesa de nacimiento también ha vivido en Sevilla, Madrid y Roma.

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