Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano. Foto: Wikimedia Commons

“La libertad es para todos”: respuesta del Secretario de Estado Vaticano ante reacciones por nota de la Santa Sede por ley pro gay en Italia

«Aprobé la nota verbal transmitida al embajador italiano y ciertamente pensé que podía haber reacciones.»

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Redacción ZENIT

En la edición italiana del 24 de junio, L´Osservatore Romano publica una entrevista al Secretario de Estado de la Santa Sede, a raíz de la polémica desatada en Italia por la Nota Verbal que desde la Secretaria de estado se hizo llegar al embajador de Italia ante la Santa Sede por el proyecto de ley que en curso actualmente en el senado italiano y que penaría la libertad de pensamiento y opinión en materia de discrepancia civil sobre la homosexualidad (se puede leer un artículo de análisis relacionado con esto en: “Italia, la “homofobia” y el Vaticano: hacia una ley que prohíbe llamar blanco a lo blanco y la queja de la Santa Sede”). La ley también prevé la imposición de jornadas de adoctrinamiento en escuelas públicas y privadas. Por su interés, reproducimos la entrevista al Cardenal Pietro Parolin realizada originalmente por Andrea Tornielli.

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– Eminencia, ¿se esperaba cuanto ha pasado?

– Aprobé la nota verbal transmitida al embajador italiano y ciertamente pensé que podía haber reacciones. Se trataba, sin embargo, de un documento interno, intercambiado entre administraciones gobernativas por vía diplomática. Un texto escrito y pensado para comunicar algunas preocupaciones y no ciertamente para ser publicado.

– Sustancialmente, ¿cuáles son las preocupaciones de la Santa Sede sobre la ley DDLZan?

– Sobre ello quiero precisar que de ninguna manera he pedido bloquear la ley. Estamos contra cualquier actitud o gesto de intolerancia u odio hacia personas por motivo de su orientación sexual, como de la pertenencia étnica o su fe. Nuestra preocupación dice relación con los problemas interpretativos que podrían derivarse en el caso que fuese adoptado un texto con contenidos vagos e inciertos, que terminaría por trasladar al momento judiciario la definición de lo que es reato y lo que no lo es. Esto sin dar al juez los parámetros necesarios para distinguir. El concepto de discriminación queda como un contenido muy vago. En ausencia de una especificación adecuada corre el riesgo de poner juntas las conductas más diversas y hacer punible por tanto toda posible distinción entre hombre y mujer, con las consecuencias que pueden revelarse paradójicas y que desde nuestro punto de vista debemos evitar, dado que se está en tiempo. La exigencia de definición es particularmente importante porque la normativa se mueve en un ámbito de relevancia penal donde, como es sabido, debe estar bien determinado lo que está permitido y lo que está prohibido.

– Ha sido comentado negativamente la intervención “preventiva” sobre una ley en discusión. ¿Cómo contestar esto?

– La intervención ha sido, sí, “preventivo”, precisamente para hacer presente los problemas antes que sea demasiado tarde. El diseño de ley ha sido ya aprobado por una rama del parlamento. Una intervención sucesiva, una vez que la ley hubiese sido adoptada, hubiera sido tardío. A la Santa Sede se podría haber imputado silencio culpable, sobre todo cuando la materia tiene relación con aspectos que son objeto de un acuerdo.

– La iniciativa vaticana fue considerada por algunos comentaristas como una indebida injerencia…

– No ha sido una injerencia. El Estados Italiano es laico, no es un estado confesional, como ha contestado el presidente del Consejo. Concuerdo plenamente con el presidente Draghi sobre la laicidad del estado y sobre la soberanía del parlamente italiano. Por eso se eligió el instrumento de la Nota Verbal, que es el medio propio del diálogo en las relaciones internacionales. AL mismo tiempo aprecié el reclamo hecho por el presidente del Consejo al respeto de los principios constitucionales y a los esfuerzos internacionales. En este ámbito rige un principio fundamental: ese por el cual “pacta sun servanda”. Y sobre este trasfondo con la Nota Verbal nos limitamos a reclamar el texto de las disposiciones principales del Acuerdo con el Estado Italiano, que podrían ser afectadas. Lo hemos hecho en una relación de leal colaboración y osaría decir de amistad que ha carecterizado nuestras relaciones. Hago notar también que hasta ahora el tema concordatario no ha sido considerado de forma explícita en el debate de la ley. La Nota Verbal ha querido reclamar la atención sobre este punto, que no puede ser olvidado. Como ha sido hecho también presente de alguno de los comentaristas, el tema de la libertad de opinión no dice relación solamente con los católicos, sino con todas las personas, tocando aquello que el Concilio Vaticano II define como “el sagrario” de las conciencias.

– ¿Por qué ha intervenido la Santa Sede y no la Conferencia Episcopal Italiana? ¡Hay diversidad de perspectivas?

– La Conferencia Episcopal Italiana ha hecho todo lo posible para hacer presente las objeciones al diseño de ley. Se dieron dos declaraciones al respecto y el periódico de los católicos italiano, el Avvenire, ha seguido con mucha atención el debate. También la CEI, con la cual hay plena continuidad de visión y acción, no ha pedido bloquear la ley, sino que ha sugerido modificaciones. Así también la Nota Verbal concluye con la petición de una diversa “modulación” del texto. Discutir es siempre lícito.

Traducción para ZENIT News Agency realizada por el director editorial de la agencia, Jorge Enrique Mújica, LC

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