Por: P. Jorge Enrique Mújica, L.C.
(ZENIT Noticias / Roma, 08.10.2021).- El 2 de octubre de 2021 el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ por sus siglas en inglés) anuncio la publicación de artículos relacionados con la mayor filtración de documentos confidenciales sobre datos financieros de diferentes personalidades del mundo de la política, el deporte, los espectáculos y empresarios, entre otros.
La filtración y posterior publicación, que comenzó un día después, el 3 de octubre de 2021, fue llamada Pandora Papers. En términos cuantitativos los Pandora Papers superan al conjunto de documentos que en 2016 el mismo consorcio destapó y publicó mediante los así llamados Panama Papers: de 11,5 millones de documentos en 2016 (2,6 terabytes) a 11,9 millones en 2021 (2,94 terabytes).
En ambos casos, los documentos filtrados (y por tanto robados) proceden de proveedores offshore, es decir, entidades en un país diferente al de donde viven quienes de esas entidades se benefician.
Según el ICIJ, concretamente Spencer Woodman y un grupo de colaboradores, también los legionarios de Cristo habrían creado “una opaca red de fideicomisos y empresas subsidiarias que opera desde un paraíso fiscal sin dejar rastro de quién está detrás” (Cf. “As Catholic order fought sex abuse claims, secret trusts devoted to it poured millions into American rental properties”, ICIJ; y “Las finanzas del cielo: la millonaria red de los Legionarios de Cristo en un paraíso fiscal”, El País, 04.10.2021).
La “investigación” de los Pandora Papers sugiere que los legionarios habrían armado unos fideicomisos en Nueva Zelanda entre 2010 y 2011. El primero de ellos sería el “The Retirement and Medical Charitable Trust” (Fideicomiso Caritativo Médico y de Jubilación, RMCT por sus siglas en inglés). Según la misma fuente, ese fideicomiso se nutría de otros dos: del Salus Trust y del Alfa Omega Trust. ¿Qué hay de cierto?
En efecto, en 2010 la congregación estableció en Nueva Zelanda el fideicomiso “The Retirement and Medical Charitable Trust” (RMCT). Se trata de un fideicomiso que carece de activos, que no conserva patrimonio y cuya finalidad es recibir y distribuir donativos específicamente orientados a cubrir gastos a favor de sacerdotes y/o personal consagrado ancianos o enfermos. También para otros fines religiosos, caritativos y educativos. Los donativos que en su momento fueron obtenidos ya fueron destinados según sus finalidades. El fideicomiso no se ha usado para invertir fondos de ningún otro tipo.
Según un comunicado del vocero de la congregación, “En 2011, un sacerdote legionario y otros miembros de su familia establecieron dos fideicomisos irrevocables en Nueva Zelanda con bienes de su patrimonio familiar, confiándolos a administradores y protectores que los deben gestionar según los fines para los que fueron creados”. Se entiende que se trataría de los fideicomisos Salus Trust y Alfa Omega Trust los cuales, continúa el portavoz, “son independientes de nuestra Congregación. La Congregación nunca ha controlado ni sus fondos, ni sus términos, ni sus operaciones, ni sus inversiones, ni determina en modo alguno el destino de sus fondos. Por tanto, es importante distinguir debidamente entre la Congregación y estos dos fideicomisos que no fueron creados ni son controlados por la Congregación”.
Sin embargo, la congregación admite que en el pasado, y “observando las reglas internacionales de contabilidad, los estándares de auditoría, transparencia para donadores y las regulaciones aplicables de impuestos” el fideicomiso RMCT hizo peticiones de donativos a los otros dos fideicomisos y estos dos fideicomisos “han decidido por su propia cuenta si otorgan o no el apoyo solicitado. Los donativos recibidos ya fueron destinados según la finalidad establecida”. Se admite, por otra parte, que “En algunos casos, instituciones relacionadas con los Legionarios de Cristo han pedido préstamos a los dos fideicomisos creados por este sacerdote y su familia para financiar proyectos”, además de que la congregación “está pagando a los dos fideicomisos la devolución de préstamos que recibió de este sacerdote tiempo antes de que él y su familia crearan los fideicomisos” pues “Este sacerdote solicitó a la Congregación que la devolución de los préstamos se pagara a los fideicomisos creados por él y su familia”. Finalmente, los fideicomisos AlfaOmega Trust y Salus Trust (no creados por la Congregación) tienen contratada a la misma compañía proveedora de asesores, trustees y banca, que da servicios también a muchos otros clientes.
Por tanto, no es verdad que la Legión de Cristo tiene millones de dólares en fideicomisos en Nueva Zelanda. Desde la oficina de comunicación institucional de la Legión en Roma subrayan que “Los dos fideicomisos que los medios dicen que tienen ese dinero no fueron creados por la Congregación. Las publicaciones de los “Pandora Papers” se los han atribuido falsamente a la Congregación, aunque había clarificado esta información al Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación. La Congregación sí ha recibido donativos de dichos fideicomisos, que fueron creados por un sacerdote de la Congregación y familiares suyos”, como ya se mencionó.
Ya en 2017 la congregación aseguró que no tenía entidades offshore. “Esa afirmación era verdadera entonces y lo es hoy”, dicen desde la oficina de comunicación de los legionarios de Cristo en Roma. También se asegura que la legión no ha “evadido impuestos con el fideicomiso RMCT, que no ha invertido fondos ni tiene capital –salvo el necesario para la operación básica-. El RMCT ha observado las reglas internacionales de contabilidad, los estándares de auditoría, transparencia para donantes y las regulaciones aplicables de impuestos. Nueva Zelanda, además, no está considerada por el Parlamento Europeo como un paraíso fiscal o ´tax haven´”. Esto último contrasta con lo que refieren diferentes medios de comunicación quien sin citar una fuente catalogan a Nueva Zelanda como un paraíso fiscal.
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