Por: Rebecca Oas
(ZENIT Noticias – Center for Family and Human Rights / Washington, 01.07.2022).- No solo los estadounidenses están preocupados por la inminente decisión de la Corte Suprema que puede anular el régimen federal de aborto establecido con la decisión Roe v. Wade de 1973. Los extranjeros también están observando y esperando.
Incluso antes de que se escucharan los argumentos en Dobbs v. Jackson Women’s Health Organization en diciembre 2021, los defensores internacionales del aborto intervinieron, incluido un grupo de titulares de mandatos de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH). Presentaron un escrito de amicus instando a la Corte a no anular Roe v. Wade y mantener el statu quo de la ley de aborto de Estados Unidos, que se encuentra entre las más extremas del mundo.
¿Cuál sería el impacto fuera de los EE. UU. si cae Roe? Según los activistas internacionales del aborto, envalentonaría las voces pro-vida en todo el mundo y aumentaría la presión sobre otros gobiernos para restringir aún más el aborto o abstenerse de liberalizar sus leyes existentes.
Los grupos abortistas en el extranjero mencionan con frecuencia los “efectos dominó” de la próxima decisión de Dobbs y advierten que podría “socavar las campañas de liberalización” en regiones como África, donde se están llevando a cabo feroces debates sobre el aborto en muchas legislaturas nacionales.
Los defensores del aborto argumentan con frecuencia que el aborto es un derecho humano internacional, a pesar de que esto nunca se ha acordado en ninguna negociación global, y mucho menos en un documento vinculante. Que un gobierno nacional, especialmente uno tan influyente como el de Estados Unidos, modifique sus leyes para permitir más restricciones ilustra la falsedad de esta afirmación.
La reversión de Roe también socavaría la narrativa favorecida de que la liberalización de las leyes de aborto, más recientemente en Irlanda, Argentina y México, representa una ola inexorable de “progreso” que no se puede detener ni dar marcha atrás.
Para las personas fuera de los Estados Unidos, la revocación de Roe tendría poco efecto práctico aparte del mensaje que envía de que el aborto no es un derecho y que las victorias políticas pro-vida están al alcance de la mano. La decisión no afectará la política de ayuda exterior de USA, incluida la Enmienda Helms de larga data, aprobada el mismo año que la decisión Roe, que prohíbe la financiación directa de abortos en el extranjero.
Tampoco tendría efecto sobre la política ejecutiva promulgada por los presidentes republicanos que restringe la financiación de organizaciones extranjeras que promueven o brindan abortos, conocida como la Política de la Ciudad de México. Más recientemente, esta política se restableció y amplió bajo la presidencia de Donald Trump, y luego se rescindió en los primeros días de la presidencia de Biden.
A raíz de un borrador filtrado de una decisión de la Corte Suprema que anuló a Roe, los defensores internacionales del aborto se apresuraron a reunirse con miembros del Congreso y líderes de agencias estadounidenses involucradas en política exterior. Una de sus principales prioridades fue la eliminación de la Enmienda Helms y la revocación permanente de la Política de la Ciudad de México. Específicamente, instaron a los miembros del Congreso a aprobar la “Ley Aborto es atención médica en todas partes”, que derogaría la Ley Helms y la “Ley Global de Salud, Empoderamiento y Derechos (Global HER)”, que impediría el restablecimiento de la Política de la Ciudad de México. Ninguno de los proyectos de ley tiene actualmente un camino claro para convertirse en ley.
Mientras tanto, los republicanos están ansiosos por llevar el impulso pro-vida a la ayuda exterior de Estados Unidos mediante la codificación de la Política de la Ciudad de México en la ley, bloqueando permanentemente la financiación de los grupos extranjeros a favor del aborto.
