(ZENIT Noticias / Ciudad del Vaticano, 17.08.2023).- Por la mañana del jueves 17 de agosto, el Papa Francisco recibió en audiencia privada al señor Andry Nirina Rajoelina, Presidente de la República de Madagascar, quien posteriormente se ha reunido con Mons. Miroslaw Wachowski, Subsecretario para las Relaciones con los Estados. Aunque ordinariamente es papel del Secretario de Estado (en este caso del cardenal Pietro Parolin), recibir a los jefes de estado y/o de gobierno tras la audiencia con el Papa, esto no fue posible debido a que el Cardenal Parolin está en visita oficial a Sudán del Sur.
Sin embargo, durante las cordiales conversaciones mantenidas en la Secretaría de Estado, se expresó aprecio por las positivas relaciones bilaterales, así como por la contribución de la Iglesia católica en muchos sectores de la sociedad malgache.
Excmo. Sr. Andry Rajoelina, Presidente de Madagascar, y séquito. Foto: Vatican News
A lo largo de la conversación se trataron diversos temas nacionales e internacionales, entre ellos la guerra en Ucrania y sus consecuencias globales, las situaciones de crisis que afectan al continente africano y la posibilidad de proceder al estudio de la redacción de un acuerdo bilateral, como una muestra más de respetuosa cooperación.
El presidente de Madagascar llegó con el Papa a las 11 de la mañana y la audiencia duró 20 minutos. Al final de la audiencia privada con el Presidente, el Papa Francisco invitó a la delegación a hacerse una foto junto a la miniatura del barco que le regalaron durante su viaje a Madagascar. A continuación, rezaron un Ave María ante la imagen de María que le regalaron los obispos malgaches. A continuación, el Santo Padre impartió su bendición a los presentes.
Encuentro Presidente de Madagascar con la Secretaria de Estado Vaticano. Foto: Vatican News
El Papa regaló al huésped los documentos principales de su Pontificado, un ejemplar de la Statio Orbis del 21 de marzo de 2020 y una escultura de bronce. Por su parte, el presidente regaló al Papa un cuadro que representa una escena de la vida campesina malgache y el juego «Solitario», con canicas de piedras locales.
