Angelus. Vatican Media

El cambio de Jesús y la fe de la mujer: así explica Papa Francisco el pasaje de Jesús y la cananea a 10 mil personas

Alocución en ocasión del rezo del Angelus del domingo 20 de agosto de 2023

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(ZENIT Noticias / Ciudad del Vaticano, 20.08.2023).- Ante unos 10 mil peregrinos congregados en la plaza de San Pedro, el Papa Francisco rezó el Ángelus este domingo 20 de agosto. Tras la alocución y la oración mariana del Ángelus, el Papa mencionó que sigue “con preocupación lo que está sucediendo en Níger” y aseguró que se unía “al llamamiento de los obispos en favor de la paz en el país y de la estabilidad en la región del Sahel. Acompaño con la oración los esfuerzos de la comunidad internacional para encontrar lo antes posible una solución pacífica por el bien de todos”. A continuación las palabras de la alusión del Papa en lengua española:

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Hoy el Evangelio narra el encuentro de Jesús con una mujer cananea, fuera del territorio de Israel (cf. Mt 15,21-28). Esta le pide que libere a su hija, atormentada por un demonio, pero el Señor no la escucha. Ella insiste y los discípulos le piden que la atienda para que pare, pero Jesús explica que su misión está destinada a los hijos de Israel y usa esta imagen: «No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos». Y la mujer, valiente, responde: «Tienes razón, Señor; pero también los perritos se comen las migajas que caen de la mesa de los amos». Entonces Jesús le dice: «“Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas”. En aquel momento quedó curada su hija» (vv. 26-28). ¡Una historia hermosa esta! Y esto sucedió a Jesús.

Vemos que Jesús cambia de actitud y lo que le hace cambiar es la fuerza de la fe de aquella mujer. Detengámonos, entonces, brevemente, en estos dos aspectos: el cambio de Jesús y la fe de la mujer.

Angelus. Vatican Media

1º El Cambio de Jesús

El cambio de Jesús. Él estaba dirigiendo su predicación al pueblo elegido; después, el Espíritu Santo empujaría la Iglesia hasta los confines del mundo. Pero aquí tiene lugar, podemos decir, un adelanto, por el que, en el episodio de la mujer cananea, ya se manifiesta la universalidad de la obra de Dios. Es interesante esta disponibilidad de Jesús: frente a la oración de la mujer “adelanta los planes”, ante su caso concreto se convierte aún en más condescendiente y compasivo. Dios es así: es amor, y quien ama no permanece rígido. Sí, permanece firme, pero no rígido. No permanece rígido en sus propias posiciones, sino que se deja mover y conmover; sabe cambiar sus esquemas.

Y el amor es creativo y nosotros cristianos, si queremos imitar a Cristo, estamos invitados a la disponibilidad del cambio. Cuánto bien hace en nuestras relaciones, pero también en la vida de fe, ser dóciles, escuchar verdaderamente, enternecernos en nombre de la compasión y del bien ajeno, como Jesús hizo con la cananea. La docilidad para cambiar. Corazones dóciles para cambiar.

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2º La fe de la mujer

Miremos entonces a la fe de la mujer, que el Señor alaba, diciendo que es «grande» (v. 28). A los discípulos les parece grande solo su insistencia, pero Jesús alaba diciendo que es grande, Jesús ve la fe; los discípulos ven la insistencia solamente. Si pensamos en ello, aquella mujer extranjera probablemente conocía poco, o nada, las leyes y los preceptos religiosos de Israel. ¿En qué consiste entonces su fe?

La mujer no es rica de conceptos, sino que es rica de hechos: la cananea se acerca, se postra, insiste, mantiene un diálogo estrecho con Jesús, supera todos los obstáculos con tal de hablar con Él. Supera todos los obstáculos para hablarle. He aquí la concreción de la fe, que no es una etiqueta religiosa -la fe no es una etiqueta religiosa-, sino una relación personal con el Señor. ¿Cuántas veces se cae en la tentación de confundir la fe con una etiqueta? La fe de la mujer no está hecha de protocolo teológico, sino de insistencia: llama a la puerta, llama, llama; no está hecha de palabras, sino de oración. Y Dios no resiste cuando se le reza. Porque dijo: «Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá» (Mt 7,7).

Angelus. Vatican Media

Hermanos y hermanas, a la luz de todo esto podemos hacernos algunas preguntas. A partir del cambio de Jesús, por ejemplo: ¿yo soy capaz de cambiar de opinión? ¿Sé ser comprensivo, sé ser compasivo o permanezco rígido en mis posiciones? ¿En mi corazón   hay algo de rigidez? Que no es firmeza: la rigidez es mala, la firmeza es buena.  Y a partir de la fe de la mujer: ¿cómo es mi fe? ¿Se detiene en conceptos y palabras o es realmente vivida con la oración y las acciones? ¿Sé dialogar con el Señor, sé insistir con Él, o me conformo con recitar cualquier fórmula hermosa? Que la Virgen nos haga disponibles al bien y concretos en la fe.

Ve el Ángelus completo aquí 

 

 

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Redacción Zenit

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