(ZENIT Noticias / Marsella, 23.09.2023).- Ofrecemos una narración de los principales eventos de la agenda del Papa en su segundo y último día en Marsella.
Encuentro privado con algunas personas en situación de penuria económica en la Casa de las Misioneras de la Caridad
Por la mañana del sábado, antes de abandonar el Arzobispado de Marsella, el Papa Francisco saludó al Vicepresidente de la Comisión Europea, Margaritis Schinas, y después se reunió con algunas personas pertenecientes a diversas organizaciones comprometidas en la asistencia y el rescate de migrantes en el Mediterráneo.
Al final, el Papa Francisco se trasladó en coche a la Casa de las Misioneras de la Caridad en Saint Mauront, donde se reunió en privado con algunas personas en situación de penuria económica. A continuación, se dirigió en coche al Palacio del Faro para asistir a la sesión de clausura de los “Encuentros Mediterráneos”, motivo principal de su visita a Francia.
Sesión de clausura de los “Encuentros Mediterráneos” en el Palais du Pharo
A las 10.05 de la mañana, el Papa Francisco presidió, en el Palacio del Faro, la sesión de clausura de los “Encuentros Mediterráneos”, iniciativa promovida por la archidiócesis de Marsella, del 18 al 24 de septiembre.
En la sesión estuvieron presentes los obispos de Francia y de otras diócesis mediterráneas, una representación de jóvenes del norte de África, los Balcanes, Europa Latina, el Mar Negro y Oriente Próximo, diversas autoridades políticas y asociaciones.
A su llegada, el Papa Francisco fue recibido a la entrada del Auditorio por el Presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron, y su esposa, el Arzobispo de Marsella, Card. Jean-Marc Aveline, y el alcalde de la ciudad. Dos niños le ofrecieron un obsequio.
La sesión de clausura comenzó con un saludo de bienvenida del Cardenal Arzobispo. Tras la proyección de una película y los discursos de un obispo y una joven, el Papa pronunció su discurso.
Al final, tras las palabras de agradecimiento del Presidente de la Conferencia Episcopal Francesa, el Arzobispo de Reims, Monseñor Éric de Moulins-Beaufort, y después de saludar a los Obispos del Mediterráneo, el Papa se trasladó al Salón de Honor del Maestre en el Palacio del Faro para el encuentro con el Presidente de la República Francesa Emmanuel Macron.
Encuentro con el Presidente de la República Francesa en el Palacio del Faro
A las 11.30 de la mañana, el Papa se reunió de forma privada con el Presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron, en el Salón de Honor del Maire del Palacio del Faro.
Tras la foto oficial, tuvo lugar la conversación privada, seguida de la presentación de la familia y el intercambio de regalos. Al mismo tiempo, en la sala contigua, tuvo lugar un breve encuentro entre el Cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin, y la Primera Ministra de Francia, la señora Élisabeth Borne, en presencia del Sustituto para Asuntos Generales de la Secretaría de Estado, Mons. Edgar Peña Parra, del Nuncio Apostólico en Francia, Monseñor Celestino Migliore, y de un Consejero de la Nunciatura.
Al término de la reunión, el Santo Padre regresó en coche al Arzobispado, donde tuvo un almuerzo privado.
Traslado y llegada al Estadio para la misa
Por la tarde, tras despedirse del personal y de los bienhechores del Arzobispado, el Papa Francisco se trasladó al Estadio Vélodrome. Tras cambiar de coche delante de la estatua del David de Marsella, el Papa se dirigió en su papamóvil al Estadio, acompañado a lo largo del recorrido por unas 100.000 personas. Tras algunas rondas entre los aproximadamente 50.000 fieles y peregrinos presentes, el Santo Padre presidió la Celebración Eucarística en francés a las 16.10 horas.
Durante la Santa Misa, tras la proclamación del Evangelio, el Papa pronunció su homilía. Al final, tras la alocución de saludo del Arzobispo Metropolitano de Marsella, el Cardenal Jean-Marc Aveline, y antes de la bendición, el Papa Francisco dirigió un último saludo y unas palabras de agradecimiento a los fieles y peregrinos presentes:
Gracias, Eminencia, por sus palabras, y gracias a todos, hermanos y hermanas, por su presencia y por sus oraciones. Gracias.
Llegados al final de esta visita, quisiera expresar mi gratitud por la calurosa acogida que he recibido, así como por todo el trabajo y los preparativos que se han llevado a cabo. Doy las gracias al Presidente de la República y, a través de él, saludo cordialmente a todos los franceses y francesas. Saludo a la Señora Primera Ministra, que ha venido a recibirme al aeropuerto; saludo también a las Autoridades presentes, en particular al Alcalde de Marsella.
Y abrazo a toda la Iglesia de Marsella, con sus comunidades parroquiales y religiosas, sus numerosas escuelas y sus obras de caridad. Esta archidiócesis fue la primera del mundo en ser consagrada al Sagrado Corazón de Jesús, en 1720, durante una epidemia de peste; por eso está en vuestros corazones ser signos de la ternura de Dios, incluso en la actual «epidemia de indiferencia»: ¡gracias por vuestro servicio manso y decidido, que testimonia la cercanía y la compasión del Señor!
Varios de vosotros habéis venido desde distintas partes de Francia: ¡merci à vous! Deseo saludar a los hermanos y hermanas que han venido de Niza, acompañados por el obispo y el alcalde, y que sobrevivieron al terrible atentado del 14 de julio de 2016. Dirigimos un recuerdo orante a quienes perdieron la vida en esa tragedia y en todos los actos terroristas perpetrados en Francia y en todas las partes del mundo. El terrorismo es cobarde. No nos cansemos de rezar por la paz en las regiones devastadas por la guerra, especialmente por el pueblo mártir de Ucrania.
Un saludo de corazón a los enfermos, los niños y los ancianos, que son la memoria de la civilización; y un pensamiento especial para las personas necesitadas y para todos los trabajadores de esta ciudad; Jacques Loew, primer sacerdote obrero de Francia, trabajaba en el puerto de Marsella. ¡Que la dignidad de los trabajadores sea respetada, promovida y protegida!
Queridos hermanos y hermanas, llevaré en mi corazón los encuentros de estos días. Que “Notre Dame de la Garde” vele sobre esta ciudad, mosaico de esperanza, sobre todas vuestras familias y sobre cada uno de vosotros. Je vous bénis. S’il vous plaît, n’oubliez pas de prier pour moi. Este trabajo no es fácil. Merci.
Al término de la Santa Misa, el Santo Padre Francisco abandonó el Estadio Vélodrome y se trasladó en coche al Aeropuerto Internacional de Marsella para la ceremonia de despedida.
A su llegada, el Papa fue recibido por el Presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron y su esposa. Juntos se dirigieron a la Sala Hélène Boucher donde tuvo lugar un breve encuentro privado. Al término del encuentro, tras los saludos de las respectivas Delegaciones y de la comitiva local, el Papa y el Presidente Macron pasaron por la Guardia de Honor y se despidieron. A continuación, el Papa Francisco embarcó en un A320 de neo/ITA Airways y partió de regreso a Italia.
El avión que transportaba al Santo Padre en su regreso del Viaje Apostólico a Marsella para la conclusión de los “Rencontres Méditerranéennes” despegó del Aeropuerto Internacional de Marsella a las 19:28 y aterrizó en el Aeropuerto Internacional Leonardo da Vinci de Roma Fiumicino a las 20:37.
Traducción del original en lengua italiana de las palabras del Papa al final de la misa realizada por el director editorial de ZENIT.