Julio Tudela y Cristina Castillo
(ZENIT Noticias – Observatorio de Bioética de la Universidad Católica de Valencia / Madrid, 03.10.2023).- 93.316 son los abortos que se cometieron en España el pasado año 2022, un 9% más que en el 2021. Estas alarmantes cifras las ha dado a conocer el Ministerio de Sanidad en el Registro Estatal de Interrupciones Voluntarias del Embarazo publicado el pasado jueves.
Según el informe, la tasa de abortos en 2022 fue de 11,68 por cada 1.000 mujeres de entre 15 y 44 años, frente a los 10,70 de 2021. El 94,94% de las interrupciones tuvieron lugar sin que las mujeres fueran informadas por ningún facultativo, con la única decisión de la mujer.
El total de los casi 100.000 abortos fueron realizados en 222 centros autorizados en España, de estos el 82,7% fueron centros privados y el 17,02% centros públicos. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística de 2020 el 85% de los abortos se practican en clínicas privadas.
La franja de edad en la que más mujeres abortan es la que va de los 20 a los 24 años, seguida de la comprendida entre los 25 a 29 y la de los 30 a los 34.
Las menores de 16 años y el permiso paterno
El pasado mes de septiembre de 2022, el Consejo de Ministros aprobó la Ley de ampliación del aborto provocado, ampliando este derecho a las menores de edad mayores de 16 años que desde entonces no deben contar con el permiso de sus padres o tutores para practicarlo. También, la ampliación de la ley supuso la eliminación del periodo de reflexión necesario de 3 días que hasta ese momento debía transcurrir entre la petición de la mujer y la práctica del aborto, suprimiendo la obligatoriedad de facilitar a la mujer información sobre los recursos y ayudas disponibles en caso de querer continuar con su embarazo. Tampoco existe ahora ninguna obligatoriedad de mostrar a la mujer embarazada que desea abortar imágenes de su hijo o informarle de las posibles secuelas futuras que conlleva la práctica del aborto.
Ayudas mínimas a las mujeres
La directora general de Fundación Redmadre, Amaya Azcona, ha calificado de «lamentable» el incremento del número de mujeres que recurrieron al aborto durante el pasado año: “estas cifras deberían urgir a las administraciones públicas a ofrecer ayudas a las mujeres ante un embarazo imprevisto, que como muestra nuestro informe Mapa de la Maternidad, son mínimas, señaló Azcona en declaraciones a Europa Press.
Nuestra valoración
Desde el Observatorio de Bioética, hemos valorado el anteproyecto de modificación de la LO 2/2010 del aborto. en anteriores publicaciones, oponiéndonos en primer lugar al establecimiento de un supuesto derecho a matar. El aborto no es un derecho, como no lo son la eutanasia ni el suicidio asistido. Conculca el derecho a la vida, reconocido expresamente en la Declaración Universal de Derechos Humanos, la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea, y la Constitución Española.
Asimismo, instamos a que se promueva una alternativa pública accesible a todos los ciudadanos que defiendan la vida y la dignidad humanas, lo que implica la necesidad de formar e informar debidamente a la población, especialmente a los jóvenes, en una concepción antropológica de la sexualidad constructiva e integradora, respetuosa con la persona y la naturaleza, que propicie actitudes verdaderamente libres, frente a este nuevo orden impulsado por la Organización de Naciones Unidas, la Unión Europea, y otros grupos de poder promotores de modelos sociales que discriminan a los individuos, suprimen a los más débiles y tratan de debilitar la institución familiar y, por ende, el tejido social.
Para ello, es fundamental la educación afectivo sexual de los menores promoviendo proyectos formativos alternativos a las propuestas oficiales mencionadas, basados en una antropología que respete y promocione la vida de todo ser humano, específicamente la del no nacido, su dignidad personal inalienable, integrando la sexualidad en su proyecto vital, de modo que favorezca el respeto mutuo y el dominio de sí, orientados hacia la relación y donación personales como verdadero proyecto vital constructivo.