(ZENIT Noticias / Ciudad del Vaticano, 17.11.2023).- Por la tarde del viernes 17 de noviembre, el Papa Francisco se reunió en Casa Santa Marta con Mbengue Nyimbilo Crepin, conocido por todos como Pato, de Camerún, acompañado por el padre Mattia Ferrari, que como capellán ha participado en muchas misiones de rescate de Mediterranea Saving Humans. Con ellos estaban algunos emigrantes y colaboradores de asociaciones y realidades comprometidas con la acogida y la integración de los refugiados, que de diversas formas ayudaron a facilitar la llegada de Pato a Italia, y el cardenal Michael Czerny, Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.
Pato perdió a su mujer y a su hija de seis años en julio de este año, tras ser detenido y devuelto al desierto entre Libia y Túnez por las autoridades tunecinas.
En un clima de emoción por su historia, el Papa Francisco escuchó palabras de agradecimiento por el encuentro y relatos dolorosos de los miles de personas que sufren en su intento de llegar a Europa.
David, de Sudán del Sur, que trabaja junto a prisioneros en campos de detención del norte de África, agradeció al Papa su aliento y sus intervenciones en favor de los migrantes: «Usted no sólo nos da un sueño, sino que nos acoge».
Al saludarles, tras escuchar sus palabras, el Papa Francisco se dirigió a Pato, con un pensamiento para su mujer y su hija: «He rezado mucho por ellas», agradeció a los presentes su compromiso, y recordó el privilegio de nacer en lugares donde se puede estudiar, trabajar: «El privilegio es una deuda», dijo, «lo que se hace no es un bonus, es un deber».
Finalmente, antes de despedirse, el Papa Francisco rezó por los presentes, pidiendo al Señor que vele por los que «trabajan por los demás», por los que no han podido venir, por los que están en campos de detención y por «tantos y tantos que sufren».