(ZENIT Noticias / Los Ángeles, 06.12.2023).- Los ingresos y la rentabilidad disminuyen en Disney por sus producciones orientadas según la ideología de apoyo a posiciones libertarias. La compañía reconoce, en un documento de la Comisión del Mercado de Valores de Estados Unidos (SEC), que “el precio de nuestras acciones ordinarias ha sido y puede seguir siendo volátil”. Según la Bolsa de Nueva York, las acciones de Disney se están hundiendo rápidamente.
Disney también aceptó las repercusiones por alinearse con posiciones centradas en las minorías socialmente belicosas: “El daño a nuestra reputación o marcas puede afectar negativamente a nuestra Compañía en todos los negocios y regiones (…). Las posibles acciones de calificación crediticia, el aumento de los tipos de interés o la volatilidad de los mercados financieros estadounidenses y mundiales podrían impedir el acceso a la financiación de nuestras operaciones e inversiones, o aumentar el coste de la misma.”
La productora de entretenimiento se ha orientado en los últimos años según la agenda woke, que acentúa la toma de consciencia en la desigualdad social, la ideología de género o la orientación sexual. Estos lineamientos, según el término progresista o de izquierda, han marcado algunas producciones cercanas al grupo LGTBI, la lucha contra el racismo o de marcado feminismo. Esta gran empresa de “entretenimiento familiar” nota alejamiento del público, admitiendo la idea de que acercarse a una posición muy abierta o woke también trae ruptura con el conjunto social.
En su última presentación ante la Comisión del Mercado de Valores de Estados Unidos (SEC), Disney reconoció “riesgos relacionados con la falta de alineación con los gustos y preferencias del público y los consumidores en materia de entretenimiento, viajes y productos de consumo”. Y que “los ingresos y la rentabilidad se ven afectados negativamente” cuando sus “ofertas y productos de entretenimiento” no “logran una aceptación suficiente por parte de los consumidores”. Ya en noviembre de 2022, anunció despidos de empleados para encaminar una nueva estrategia financiera por las pérdidas durante el tercer trimestre de ese año.
La compañía se define como “una empresa de entretenimiento diversificada a nivel mundial”. Asume que busca “diversidad, equidad e inclusión” y que trabaja en “la creación de equipos que reflejen las experiencias vitales de nuestro público, al tiempo que empleamos y apoyamos un conjunto diverso de voces en nuestros equipos creativos y de producción”.
La presentación ante la SEC muestra ingresos de la empresa por 88,900 millones de dólares. Business Insider informó en mayo de 2023 que Disney inició su tercera ronda de despidos, despidiendo a unos 7,000 empleados, y desechando planes para construir un centro corporativo de 900 millones de dólares en Florida.
“El éxito de nuestros negocios depende de nuestra capacidad para crear constantemente contenidos atractivos (…). Dicha distribución debe satisfacer las preferencias cambiantes del amplio mercado de consumo”. También transcendió que “el éxito de nuestros parques temáticos, complejos turísticos, cruceros y experiencias, así como de nuestros estrenos en salas de cine, depende de la demanda de experiencias de entretenimiento público o fuera del hogar”.
Las producciones Strange World, Lightyear, The Marvels y la nueva presentación de La Sirenita, con tendencia woke, trajeron fracasos de taquilla. El Daily Caller informó que la compañía inicia un nuevo programa de “pins de pronombres” para sus empleados en el Epcot Center, que provocó una reacción inmediata.
En marzo de 2022, bajo presión de la comunidad LGBTI, el consejero delegado de Disney, Bob Chapek, denunció oficialmente la legislación del Gobernador del Estado sobre los Derechos de los Padres en la Educación, nombrada por los adversarios como el proyecto de ley “No digas gay”. Y envió un mensaje a los empleados, “especialmente a la comunidad LGBTQ+” con disculpas por no haber actuado antes. Así mismo anunció que Disney suspendía todas sus contribuciones políticas al Estado de Florida.
Semanas después, el gobernador De Santis tomó represalias y avisó con derogar la Ley de Mejora de Reedy Creek de 1967, que fijó una jurisdicción especial y un distrito fiscal para Disney World.