(ZENIT Noticias / Roma, 07.02.2024).- El ataque terrorista del 7 de octubre contra israelíes derivó en un guerra donde las víctimas no hacen sino aumentar, ahora especialmente en la parte palestina. Desde el primer momento el Papa Francisco no se ha cansado de levantar la voz a favor de todas las partes afectadas. Ha recibido en audiencia tanto a familiares de víctimas israelíes como de las palestinas. Pero, ¿cuál es la postura oficial de la Santa Sede de cara a una solución permanente?
Aunque no es una novedad pues en el pasado la han defendido y promovido tanto san Juan Pablo II como Benedicto XVI, sí es verdad que Papa Francisco la ha recordado una vez más: se trata de la solución de los dos Estados.
En una entrevista con un diario italiano (La Stampa, 29.0.1.2024), el Papa Francisco describe la situación en Palestina – Israel reconociendo que “ahora el conflicto se está alargando dramáticamente”. Y a reglón seguido puntualiza que “el acuerdo de Oslo estaba clarísimo, con la solución de dos Estados. Hasta que no se aplique ese acuerdo, la paz verdadera seguirá estando lejos».
En efecto, fue en 1993 cuando una parte palestina y una israelí firmaron en la capital de Noruega una Declaración de Principios sobre las Disposiciones relacionadas con un Gobierno Autónomo Provisional en Palestina, orientados a una solución permanente al conflicto. Sin embargo, desde entonces en lugar de avanzar hacia esa autonomía plena de hecho ha sucedido que cada vez hay más asentamientos israelíes en territorio de Cisjordania, lo que hace cada vez menos viable la solución planteada y que la Santa Sede promueve, defiende y, como se puede leer en esta última declaración del Papa, también recuerda.
El 15 de mayo de 2019, antes de abandonar Israel, Benedicto XVI dijo clarísimamente ante el presidente de Israel:
Señor presidente, le doy las gracias por su cordial hospitalidad, que aprecio mucho, y deseo que quede constancia de que vine a visitar este país como amigo de los israelíes, así como soy amigo del pueblo palestino. A los amigos les gusta pasar tiempo en compañía recíproca y se afligen profundamente al ver que el otro sufre. Ningún amigo de los israelíes y de los palestinos puede dejar de entristecerse por la tensión continua entre vuestros dos pueblos. Ningún amigo puede dejar de llorar por el sufrimiento y la pérdida de vidas humanas que ambos pueblos han sufrido en las últimas seis décadas.
Permítame hacer este llamamiento a todas las personas de estas tierras: ¡Nunca más derramamiento de sangre! ¡Nunca más enfrentamientos! ¡Nunca más terrorismo! ¡Nunca más guerra! Por el contrario, rompamos el círculo vicioso de la violencia. Que se establezca una paz duradera basada en la justicia; que haya una verdadera reconciliación y curación. Que se reconozca universalmente que el Estado de Israel tiene derecho a existir y a gozar de paz y seguridad en el interior de sus fronteras internacionalmente admitidas. Que se reconozca también que el pueblo palestino tiene derecho a una patria independiente y soberana, a vivir con dignidad y viajar libremente. Que la solución de dos Estados se convierta en realidad y no se quede en un sueño. Y que la paz se difunda desde estas tierras; que sean «luz para las naciones» (Is 42, 6), llevando esperanza a muchas otras regiones afectadas por conflictos.
El 20 de enero de 2024 el actual presidente de Israel, Benjamin Netanyahu, rechazó nuevamente la solución de los dos estados. Más recientemente la Misión de la Santa Sede ante Naciones Unidas abordó este mismo tema.