Michael Cook
(ZENIT Noticias – Bio Edge / Washington, 21.02.2024).- ¡Noticia histórica en las crónicas de la Revolución Reproductiva! Una investigación de la CNN sobre las secuelas del «fraude de la fertilidad» -médicos que fecundan a sus pacientes con su propio esperma- presenta a una mujer que, sin saberlo, se acostó con su hermanastro. Una mujer de Connecticut, Victoria Hill, de 39 años, investigó su ascendencia con un kit de pruebas de ADN. Para su consternación, descubrió que su padre no era su padre biológico y que su verdadero padre era el médico de su madre, Burton Caldwell.
Más tarde, en una conversación con amigos, se enteró de que su novio del instituto también era vástago del Dr. Caldwell. «Esto me traumatizó», dijo Hill a la CNN. «Ahora miro fotos de gente pensando, bueno, si él pudo ser mi hermano, cualquiera podría ser mi hermano».
«Es la primera vez que tenemos un caso confirmado de alguien que sale con alguien, que tiene relaciones íntimas con alguien que es su medio hermano», explica a la CNN Jody Madeira, profesora de Derecho de la Universidad de Indiana especializada en fraudes de fertilidad.
La Sra. Hill ha escrito sobre su experiencia en el sitio web del Consejo de Donantes Concebidos de Estados Unidos. Dice:
«El trauma en torno a esta revelación es profundo. Si mi ex novio y yo hubiéramos ido a la misma universidad, es probable que nos hubiéramos casado y hubiéramos tenido hijos juntos para descubrir más tarde que éramos hermanos. Incluso después de separarnos, nos veíamos en las bodas de nuestros amigos y siempre había una conexión entre nosotros. Si uno de nosotros no hubiera estado con otra persona en esos momentos, podríamos haber vuelto a conectar».
Tanto la Sra. Hill como la CNN se centran en el tema del fraude en la fertilidad. Más de 30 médicos de Estados Unidos han sido acusados de utilizar su propio esperma para sus pacientes. Los defensores de los concebidos de donantes dicen que podría haber 80. Piden una legislación federal que penalice esta práctica. Sin embargo, el fraude en la fertilidad es, en gran medida, una cuestión muerta. Algunos médicos lo hicieron en los años setenta y ochenta. Pero con la llegada de los kits de pruebas de ADN los peligros de ser descubierto son demasiado grandes y los procedimientos en las clínicas de fertilidad han cambiado.
Sin embargo, los bancos de esperma suministran su producto a parejas de lesbianas y a mujeres solteras, y existe el mismo peligro de incesto entre hermanastros. La CNN informa de que los grupos LGBTQ se oponen a la regulación de la industria de la fertilidad porque «podría tener el efecto no deseado de hacer menos accesible la formación de familias a la comunidad LGBTQ, que comprende una parte desproporcionada de la clientela de donantes-receptores».
«Creo que deberíamos hacer una pausa antes de crear una responsabilidad penal adicional para las personas que practican la medicina reproductiva», declaró a la CNN Katherine L. Kraschel, de la Universidad Northeastern. «Me da mucha pausa (…) decir que queremos que el gobierno intente intervenir y regular lo que equivale a una opción reproductiva».
Traducción del original en lengua inglesa realizada por el director editorial de ZENIT.
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