(ZENIT Noticias / Jerusalén, 17.08.2024).- El reciente incidente en el Monte del Templo, protagonizado por el ministro de Seguridad Nacional de Israel, Itamar Ben Gvir, ha generado una ola de críticas internacionales, encabezadas por el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken. Este conflicto se desató cuando Ben Gvir visitó la Explanada de las Mezquitas y afirmó que la oración judía estaba permitida en el Monte del Templo, contradiciendo el delicado status quo que rige este sitio sagrado en Jerusalén.
Las declaraciones y acciones de Ben Gvir han sido vistas como una provocación que podría avivar aún más las tensiones en una región ya altamente volátil. Blinken subrayó que este tipo de medidas sólo agravan las tensiones en un momento en que la atención debería centrarse en los esfuerzos diplomáticos para lograr un alto el fuego y la liberación de rehenes, destacando que Washington apoya firmemente el mantenimiento del statu quo en los lugares sagrados de Jerusalén.
La comunidad internacional ha reaccionado con firmeza. Estados Unidos, la Unión Europea, las Naciones Unidas, Francia, Jordania, Egipto y varios países del Golfo han condenado enérgicamente las acciones de Ben Gvir. La Unión Europea, a través de su alto representante Josep Borrell, calificó las provocaciones como inaceptables, mientras que la ONU y otros actores clave han advertido sobre el peligro de alterar el frágil equilibrio en el sitio, conocido como Al-Aqsa para los musulmanes y como el Monte del Templo para los judíos.
El gobierno israelí, por su parte, ha intentado distanciarse de las declaraciones de Ben Gvir, con la oficina del primer ministro Benjamin Netanyahu reafirmando que la política en torno al Monte del Templo no ha cambiado y que sigue siendo competencia exclusiva del gobierno y del primer ministro, no de un ministro en particular.
La situación es extremadamente delicada, con reportes de un aumento en las amenazas terroristas tras la visita de Ben Gvir al sitio. Funcionarios de seguridad israelíes han expresado su preocupación de que estos actos puedan exacerbar las tensiones con la población árabe israelí y provocar una escalada de violencia, un riesgo que se intensifica en medio de los esfuerzos para alcanzar un alto el fuego en Gaza. El status quo que ha regido el Monte del Templo, permitiendo a los musulmanes rezar y a los no musulmanes visitar en horarios restringidos, es visto como esencial para evitar un conflicto mayor en la región. Sin embargo, cualquier intento de modificarlo, como lo propuesto por Ben Gvir, podría tener consecuencias graves e imprevisibles.
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