(ZENIT Noticias / París, 23.02.2025).- Una propuesta de ley que prohibiría la vestimenta religiosa en todos los deportes franceses se debatirá en la Asamblea Nacional después de ser aprobada por el Senado. Si bien la legislación no apunta explícitamente a ningún grupo religioso específico, los críticos argumentan que afecta desproporcionadamente a las mujeres musulmanas que usan el hijab y representa un patrón más amplio de exclusión bajo las estrictas políticas seculares de Francia.
El proyecto de ley, presentado por el senador Michel Savin, fue aprobado por el Senado con 210 votos a favor y 81 en contra. Ahora enfrenta una fuerte oposición en la Asamblea Nacional, particularmente de los legisladores de izquierda que argumentan que restringe las libertades personales en lugar de defender el secularismo. Si se promulga, la ley prohibiría cualquier vestimenta o símbolo percibido como religioso en las competiciones organizadas en todas las federaciones deportivas francesas, incluidas las ligas, los clubes e incluso las instalaciones deportivas como las piscinas.
Los partidarios de la ley la presentan como una defensa necesaria del principio de laicidad de Francia, un modelo de secularismo consagrado en el marco legal y constitucional del país. Argumentan que una estricta separación entre la religión y las instituciones públicas garantiza la igualdad al impedir cualquier trato especial basado en la fe. Jacqueline Eustache-Brinio, una senadora que apoya la legislación, la describió como una salvaguardia contra lo que llamó “infiltración islamista” en la sociedad francesa.
Sin embargo, los críticos ven la prohibición propuesta como otro ejemplo de cómo el secularismo en Francia se utiliza a menudo como una herramienta de exclusión en lugar de neutralidad. Si bien la laicidad originalmente tenía como objetivo evitar la interferencia del Estado en los asuntos religiosos, en la práctica, las comunidades musulmanas argumentan que se ha aplicado de manera selectiva para restringir su expresión religiosa.
La legislación propuesta sigue las restricciones similares impuestas antes de los Juegos Olímpicos de París 2024, donde se prohibió a los atletas franceses usar el hijab durante la competencia. En ese momento, la decisión provocó una reacción internacional, y los expertos en derechos humanos de las Naciones Unidas la denunciaron como discriminatoria. La jugadora de baloncesto y activista Hélène Bâ calificó la medida como “una clara violación de la Carta Olímpica y de los derechos humanos fundamentales”.
Los activistas temen que la última propuesta aleje aún más a las mujeres musulmanas de la vida pública. Hélène Bâ, que ha hecho campaña contra prohibiciones anteriores, advirtió que una ley de este tipo tendría consecuencias devastadoras. “Esta medida humillaría y estigmatizaría a las mujeres y niñas musulmanas, alejándolas por completo del deporte. Llevaría al aislamiento social, a la pérdida de confianza e incluso al colapso de los equipos y clubes femeninos”, dijo en un comunicado.
El debate ha reavivado las discusiones sobre la creciente presencia de prohibiciones religiosas en las organizaciones deportivas de toda Francia. Varias federaciones ya han impuesto sus propias restricciones, y este proyecto de ley unificaría esas políticas bajo la ley nacional. Los opositores argumentan que, en lugar de promover la igualdad, la medida reforzará la discriminación y limitará las oportunidades para los jóvenes atletas musulmanes, en particular las mujeres.
Dado que Francia suele estar en el centro de las conversaciones globales sobre la expresión religiosa y el secularismo, el resultado de este debate parlamentario podría sentar un precedente importante. Si la Asamblea Nacional rechaza el proyecto de ley, podría indicar un cambio hacia una estrategia más inclusiva. Sin embargo, si se aprueba, añadirá otra capa a las ya polémicas políticas de Francia sobre la vestimenta religiosa, planteando más preguntas sobre si el secularismo se está utilizando para proteger las libertades (o restringirlas).
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