(ZENIT Noticias / Roma, 23.03.2025).- A pesar de las continuas especulaciones sobre su salud y su posible renuncia, el Papa Francisco se mantiene firme en su misión. Según el cardenal Víctor Manuel «Tucho» Fernández, el pontífice no considera en absoluto dimitir, pero ahora se enfrenta al reto de recuperar la voz tras semanas de hospitalización y tratamiento intensivo.
En la presentación de «El Papa Francisco y la poesía» de Antonio Spadaro en Roma el 21 de marzo, Fernández ofreció una visión sincera del estado actual del Papa. Desestimó los rumores sobre la salud del Papa, enfatizando que sus declaraciones se basaron en una comunicación directa con Francisco. Si bien el pontífice ha sido dado de alta del hospital, los efectos de su tratamiento, incluida la exposición prolongada a oxígeno de alto flujo, han afectado su voz.
Una nueva lucha: Aprender a hablar de nuevo
Una de las revelaciones más impactantes fue la dificultad del Papa para hablar. Fernández explicó que, tras una prolongada atención médica, la oxigenoterapia de alto flujo ha resecado la garganta de Francisco, dejándolo con los músculos vocales debilitados. “Es casi como si tuviera que aprender a hablar de nuevo”, señaló el cardenal.
Esto se hizo evidente el 6 de marzo, cuando el Vaticano difundió un mensaje de audio del Papa agradeciendo las oraciones de los presentes. Su voz, débil y tensa, dejó en claro la magnitud de su lucha. Los médicos, incluido el profesor Sergio Alfieri, quien atendió al Papa, han señalado que la pérdida de voz es una consecuencia común en casos como el suyo, especialmente en pacientes de edad avanzada. Recuperar la voz por completo llevará tiempo.
Además de su voz, el Papa también sufre debilidad muscular tras semanas de movimiento limitado. Fernández describió lo difícil que ha sido esto para Francisco, un hombre acostumbrado a la actividad y al contacto directo con la gente. “Para alguien que ama entregarse por completo, estar confinado en una cama de hospital, sin poder ofrecer consuelo a los demás, ha sido particularmente difícil”, explicó.
El impacto emocional y la fortaleza
Fernández también brindó una perspectiva sobre el estado emocional del Papa, describiéndolo como alguien que detesta profundamente los hospitales y que inicialmente se resistió a ser ingresado en el hospital Gemelli en febrero. Solo después de que amigos cercanos —ni sacerdotes ni altos funcionarios— lo convencieran, accedió a buscar atención médica.
A pesar de las dificultades, Fernández destacó la resiliencia de Francisco, comparándolo con los jesuitas de generaciones pasadas, conocidos por su inmensa fortaleza, disciplina y capacidad para encontrarle sentido incluso a los momentos más oscuros. «Tiene una increíble capacidad para aprender de la vida, para sacar algo hermoso de las dificultades. No tengo duda de que algo bueno surgirá de esta experiencia», dijo.
El cardenal insinuó lo que llamó «las sorpresas del Papa Francisco», sugiriendo que este período de recuperación podría inspirar nuevos rumbos para su pontificado. Los médicos del Papa le han aconsejado adoptar un ritmo de vida y trabajo diferente para preservar su salud. Fernández cree que esto marcará el inicio de una nueva etapa en el liderazgo de Francisco, una que, si bien diferente, seguirá siendo igual de impactante.
El Próximo Capítulo del Pontificado
Si bien la hospitalización del Papa Francisco ha terminado, ha dado paso a una nueva etapa de su papado, en la que deberá afrontar limitaciones físicas mientras continúa liderando la Iglesia Católica. Su compromiso se mantiene inquebrantable, incluso cuando su voz flaquea. Como lo expresó Fernández, este no es el capítulo final, sino una transición hacia una etapa que, a su manera, será «indudablemente fructífera».
Lo que vendrá después está por verse, pero si la historia sirve de indicio, es probable que el Papa Francisco convierta este momento de vulnerabilidad en otra oportunidad de renovación y transformación.
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