(ZENIT Noticias / Roma, 23.11.2025).- La era digital se ha abierto paso en el corazón de la Iglesia, y no de la forma que muchos esperaban. Esta semana, el cardenal Raymond Leo Burke, considerado durante mucho tiempo uno de los defensores más destacados de la ortodoxia católica, denunció públicamente una oleada de vídeos generados por inteligencia artificial que lo retratan falsamente como crítico del papa León XIV. En una sentida declaración publicada en sus redes sociales el 21 de octubre, Burke declaró su «amor filial y respeto inquebrantable» por el Papa, al tiempo que advirtió que estas imágenes manipuladas son instrumentos de división.
«He tenido conocimiento de publicaciones engañosas que circulan en línea que me atribuyen palabras de oposición a Su Santidad», declaró Burke. «Afirmo clara y sin vacilar que tales afirmaciones son completamente falsas. No he concedido, ni he dado jamás, ninguna entrevista ni discurso que se parezca remotamente a lo que se está difundiendo».
Los vídeos, producidos con herramientas avanzadas de inteligencia artificial capaces de replicar la voz y los movimientos faciales, muestran al cardenal aparentemente reprendiendo al papa León XIV. Burke calificó las producciones como «obras de engaño» marcadas por «la inconfundible marca del Maligno, que busca confundir a los fieles y enfrentar a los hermanos entre sí dentro del Cuerpo Místico de Cristo».
Burke instó a los católicos a no responder a la falsedad con ira, sino con oración. «El primer recurso del cristiano en toda prueba es siempre el Corazón de Jesús», dijo, «que vence la mentira mediante el poder de la verdad y el amor». Invitó a los fieles a orar por los responsables de tales inventos digitales: «para que, tocados por la gracia divina, pasen de las tinieblas a la luz de la verdad y se reconcilien con Dios».
— Cardinal Burke (@cardinalrlburke) October 21, 2025
El episodio se produce en medio de un aumento generalizado de la desinformación religiosa generada por IA. A principios de este año, YouTube cerró un popular canal titulado «Los Sermones del Papa León XIV» tras confirmar que sus 26 vídeos, vistos casi un millón de veces, eran completamente artificiales. La «voz» y la «imagen» del Papa habían sido fabricadas digitalmente, aunque algunos contenidos se basaban vagamente en sus homilías reales. El Vaticano aún no se ha pronunciado oficialmente sobre los deepfakes de Burke, pero el momento no podría ser más delicado. El interés en torno al cardenal resurge mientras se prepara para celebrar una misa tradicional en latín en la Basílica de San Pedro, la primera desde 2021. La liturgia formará parte de la renovada Peregrinación Summorum Pontificum, un evento que conmemora la exhortación apostólica de 2007 del Papa Benedicto XVI que liberalizó el uso del rito preconciliar.
Tras las restricciones introducidas por el Papa Francisco bajo la ley Traditionis custodes, la peregrinación fue suspendida. Su regreso este año, según se informa con la aprobación personal del Papa León XIV, marca un momento simbólico de reconciliación entre las comunidades tradicionalistas y la Santa Sede. Según el National Catholic Register, Monseñor Marco Agostini, maestro de ceremonias papal, confirmó que el propio Papa autorizó la celebración de Burke.
La peregrinación renovada comenzará con una misa en latín presidida por el cardenal Matteo Zuppi, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, en la Basílica de San Lorenzo de Roma. La liturgia de Burke tendrá lugar un día después en San Pedro.
Los observadores ven en estos eventos una doble narrativa: por un lado, la Iglesia se enfrenta a los peligros éticos y espirituales de la inteligencia artificial; por otro, una cautelosa pero visible reapertura del diálogo con quienes siguen la tradición preconciliar.
Para Burke, ambas cosas pueden estar relacionadas. Su denuncia del engaño de la IA y su llamado a la unidad en torno al sucesor de Pedro reflejan la misma convicción: que la verdad, la caridad y la fidelidad deben prevalecer en una Iglesia cada vez más sometida a la prueba de la manipulación tecnológica y la tensión interna.
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