(ZENIT Noticias / Getafe, 24.11.2025).- Mons. Ginés García, obispo de la Diócesis de Getafe, bautizó a 17 niños que fueron señalados para el aborto y rescatados con la ayuda brindada a sus madres.
El sábado 11 de octubre se repitió una tradición que se realiza desde hace 14 años, consolidada por el compromiso de la Asociación Más Futuro y de Rescatadores Juan Pablo II que acogen a los niños destinados al aborto, los respalda para nacer y los bautizan. Así se subraya que cada vida es preciosa, incluso la que se proyectó a la desaparición.
El obispo comentó en la homilía: «Hoy tus hijos no solo tendrán la vida que les has dado, sino la herencia de la vida eterna, porque la vida es algo muy serio».
Getafe, al sur de Madrid, tiene 180.000 habitantes. Mientras el Congreso español prepara la inclusión del aborto como derecho en la Constitución, el obispo de la ciudad, de 63 años, es conocido por su lenguaje directo, cercanía con la gente y compromiso con la defensa de la vida y la familia, quien expresó que «una cultura que defiende la muerte es una cultura destinada a morir, pero una cultura que defiende la vida está llamada a vivir. Y no estamos hechos para la muerte, sino para la vida».
La Asociación Más Futuro y Rescatadores Juan Pablo II acuden a las inmediaciones de los centros de aborto ofreciendo información y ayuda a las madres que están en riesgo de aborto. En referencia a estos voluntarios, Mons. García denunció que “muchas veces, hay quien quiere atar, poner esposas, llevar a la cárcel la fe de la Iglesia por la visión del hombre y de la vida que tiene la Iglesia, que la ha recibido del Señor. El Evangelio nunca está preso, siempre estará por encima de nuestras propias pobrezas, pecados, esclavitudes. Por eso, os animo de corazón a seguir trabajando. No os canséis”.
Mirando a los niños que fueron «embarazos no deseados», dijo con emoción: «Cuando uno ve a un niño y mira sus manos, pies, orejas, uñas… dice: ¡Dios mío, qué milagro es la vida! ¿Quién puede hacer algo así? Solo Dios».
A los padres de familia recordó que ser madre y padre no es un accidente biológico, sino una colaboración con el Creador mismo: «Dios nos ha dado el don de colaborar con Él en la creación. Y ustedes, queridos padres y madres, han hecho precisamente eso: son co-creadores con Dios».
El mensaje dominante en la sociedad antepone la defensa de los derechos de los animales sobre los de un niño en el vientre materno. El obispo concluyó con una oración de súplica y promesa: «Madre Inmaculada, incluso cuando las cosas son difíciles, no permitas que nos cansemos. Que no me canse de educar a mi hijo, de mostrarle el camino de Cristo, el camino de la Vida Eterna».
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