(zenit – 19 junio 2020).- Ayer salió a la venta el libro Cuarentena, publicado por editorial San Pablo de Argentina, con prólogo del Papa Francisco, que relata cómo es la vida en la Villa La Cárcova, en las periferias de Buenos Aires, y cómo la comunidad enfrentó la pandemia de COVID-19 “de pie y en fraternidad”, describe.
Escrito desde el corazón de la villa por Alver Metalli, con la introducción del padre José María “Pepe” Di Paola, la nueva obra lleva por subtítulo: “Diario desde la ‘peste’ en una zona de emergencia”.
Mediante 40 breves capítulos, el autor habla sobre las vidas, los dolores, la generosidad, el amor, la muerte, el olvido y la resurrección, indica la editorial.
El 18 de junio de 2020 se lanzó en formato e-book y a partir del martes 23 de junio estará en librerías. La versión italiana publicó el texto en italiano y en español. La versión en Argentina será únicamente en español.
Un pueblo que construye el futuro
El llamado del Papa en este sentido y la amistad con el padre Pepe di Paola cuando todavía estaba en la villa 21 de Barracas permitieron al autor del libro insertarse y colaborar con él y con el trabajo enorme que hoy realiza en la villa La Cárcova, narra Alver Metalli en una entrevista realizada por Virginia Bonard para Infobae.
El escrito recuerda que “en toda sociedad hay sectores donde la imagen del hospital de campaña resulta especialmente actual, donde la humanidad está herida, siendo explotada, sufriendo, y el cristianismo es una experiencia que rescata lo humano”.
Metalli profundiza en la razón por la que decidió escribir este libro: “Debo decir que es apasionante ver cómo, a partir de una masa de gente disgregada y resignada como la que vive en las villas, que se enfrenta a problemas de supervivencia, poco a poco se va formando un pueblo que mira el futuro con otros ojos y comprende que puede construir uno diferente y mejor”.
De este modo, el autor revela que escribió estas notas “para tratar de hacer justicia al rostro completo de una villa en un momento en que la vida –ya probada por las situaciones ordinarias– ha sido trastornada por la irrupción de un factor externo imprevisto y amenazante”. Añade que una parte esencial de ese “rostro completo” de una villa miseria “es la reacción de la gente a esta amenaza contra ella misma, contra sus hijos y contra lo que ama, que viene de afuera”.
Prólogo del Papa: atentos a la “hermosa humanidad”
Precisamente de esto es de lo que habla el Papa en el prólogo, señala.“Me refiero a la gran movilización, paradójica en un tiempo de aislamiento, de gente que cuida de otros antes y más que replegarse sobre sí misma”.
Por su parte, el Santo Padre escribe en su reflexión al inicio del libro que “nos hará bien leer este Diario que cuenta día por día la ‘Cuarentena’ vivida en una villa miseria donde trabaja un grupo de sacerdotes a los que quiero mucho; están animados por una fe genuina en Jesucristo y por un gran amor por esta pobre gente que vive en casuchas y construcciones precarias en los márgenes de la sociedad”.
“El diario no solo cuenta las historias dramáticas de muchas mujeres y hombres de la villa, en medio de droga, violencia y miseria”, admite el Pontífice argentino. “También nos muestra la hermosa humanidad de tanta gente que, en torno a la parroquia, se prodiga continuamente para ayudar a los que están más necesitados de ayuda”.
Pepe di Paola, impresionado por la generosidad
De otro lado, el padre Pepe di Paola, párroco en cuatro villas, en la periferia de Buenos Aires: La Cárcova, Curita, Independencia y 13 de Julio, con una población aproximada de cincuenta mil almas, hace un balance de esta reveladora obra: “Debo confesar que he quedado impresionado –y admirado– viendo la generosidad con que las personas de la villa empezaron a ayudar a sus hermanos más indigentes o con mayor riesgo o ambas cosas”.
“También –escribe– me he sentido confirmado y confortado por la bondad de la presencia de la Iglesia que tratamos de construir, apoyados en otros tiempos por Bergoglio y alentados hoy por Francisco”.
El pastor, gran conocer de esta realidad argentina, asegura que “las villas son lugares tan peculiares como el impacto que ha tenido en ellas la pandemia, pero también es singular la reacción de la gente que vive en las villas”.
Este diario muestra, describe, “de manera incluso cruda en algunos casos, momentos de humanidad herida por la ‘peste’, como se la llama popularmente, pero también las reacciones que la agresión del virus provoca en estas comunidades, ya probadas por tantas devastaciones. Me refiero a la gran movilización, paradójica en un tiempo de aislamiento, de gente que se hace cargo de otras personas antes y más que replegarse sobre sí misma”.
A continuación, sigue un fragmento del libro (capítulo 5), como adelanto de la obra:
Día 5: El pan de cada día
Las filas son cada vez más largas, como los días de cuarentena. Trescientas raciones de comida, quinientas, ochocientas, mil quinientas, más de dos mil el quinto día de aislamiento. Sin duda seguirán aumentando. Los circuitos del cartón están cerrados y los que viven de recogerlo, los cartoneros como les llaman en Argentina, no pueden circular para juntarlo y venderlo. Los recicladores de basura ya no pululan con sus carritos donde las montañas de basura son más prometedoras, como hacían al amanecer pocos días atrás. Los que vivían de pequeños trabajos, cortar el pasto en los jardines, barnizar un portón, pintar el frente de alguna casa, vaciar un sótano, o alquilar sus brazos por el día a una empresa de mudanzas, tampoco reciben ya ningún pedido. Los vendedores ambulantes que recorrían las calles de la villa dejaron estacionados sus remolques de chapa colorida. Las mujeres que freían papas y tortillas de maíz en las esquinas han apagado sus hornallas. “El rey del chory” ya no cocina chorizos en la Plaza de los Trabajadores. Los jornaleros, muchos de ellos paraguayos, pasan sus días con las manos cruzadas. La economía informal, como se la suele llamar, está paralizada, el microcircuito de compraventa que mantenía con vida a la población de la villa se ha cortado. Comer se convierte en una angustia cotidiana.