(zenit – 23 junio 2020).- El padre Diego Plá, sacerdote diocesano y presidente de la Asociación Nayrar Sarapxañani (Vamos Adelante), perteneciente a la diócesis de el Alto, aporta el testimonio solidario de dicha organización.
Este sacerdote se encuentra en una de las provincias más alejadas del país, la de Camacho, en el municipio de Mocomoco, informa Iglesia Viva, el sistema de información de la Iglesia Católica en Bolivia, en una nota.
Encontrar a Dios en los más sencillos
“A Jesucristo lo vemos en estos días, está presente en ellos, en su humildad, en su pobreza, en su agradecimiento y en su sonrisa. Ellos te hablan de Dios, vas a encontrarte con Dios, humilde, sencillo, que te devuelve con creces lo poquito que uno da”, asegura Padre Diego Plá.
El padre Plá fue párroco de la parroquia San Pedro de Mocomoco durante 14 años y allí comenzó el proyecto social con una guardería. Más adelante, conforme se iban percibiendo las necesidades de la población, el proyecto creció hasta constituirse la Asociación llamada Nayrar Sarapxañani, que tiene como representante legal a la señora Flora Silva Castillo y a un equipo de voluntarios.
Desde sus inicios, el proyecto se inspiró en la Asociación de san Vicente de Paul, buscando evangelizar a los pobres y, en cumplimiento de las palabras del Papa Francisco, ser una “Iglesia en salida” que acude a las periferias. Así, los miembros de la Asociación se han desplazado donde está la gente más olvidada, los más alejados.
Educación, nutrición, salud
En la actualidad, Nayrar Sarapxañani ofrece programas de educación, nutrición y salud, cada uno de ellos brinda apoyo en áreas específicas y grupos vulnerables y cuenta con comedores sociales en el municipio de Mocomoco.
El programa de salud, además de brindar atención a los enfermos, les provee de medicinas y el programa “Una Gota de Leche” ayuda a la nutrición de los niños en edad lactante. Desde el área de educación se proporciona material escolar a los niños que no tienen recursos.
Reparto de alimentos
La organización recibe la subvención de “Amigos en marcha” que, en este tiempo de pandemia, hicieron posible llevar alimentos a estos sectores alejados. La Fundación ofreció alimentos a las comunidades de la frontera con el Perú, una población mayoritariamente de adultos mayores.
Las entregas se realizaron en varias fases: en la primera se repartió leche a los niños de las comunidades; en la segunda, se transportaron alimentos a 200 familias y un total de 4.300 kilos de arroz, azúcar y lentejas.
La Pastoral Social Cáritas Bolivia también aportó 300 kilos de arroz. Cada familia recibió 22 kilos en alimentos y se espera ofrecer una tercera fase de ayuda a estas familias de escasos recursos.
Afortunadamente, a este sector de la población no ha llegado la pandemia y los alimentos se entregaron con todas las medidas de seguridad correspondientes.
Evangelización
La principal motivación de toda esta labor, indica el padre Diego, “es estar con la gente humilde”, y comparte que cuando se va a entregar los alimentos se recibe más: “La gente humilde es la que te evangeliza, tu vienes a dar lo material y ellos te hablan de Dios”.
“Nos motiva que son los alejados, son verdaderamente periferia, gente que vive de su papa y maíz. Nos motiva que, con lo poquito que les damos, es mucho, somos una Iglesia solidaria que en este tiempo de pandemia da un paso adelante”, apunta el sacerdote.
“Cumplimos lo que nos pide el Señor, una opción preferencial por los pobres, siguiendo a Mateo 25, lo que hicieron con uno de esto mis pequeños, conmigo lo hicieron”, pues, “a Jesucristo lo vemos en estos días, está presente en ellos, en su humildad, en su pobreza, en su agradecimiento y en su sonrisa. Ellos te hablan de Dios, vas a encontrarte con Dios, humilde, sencillo, que te devuelve con creces lo poquito que uno da”, concluye.