El papa Francisco ha sentido el deseo de enviar un saludo a los fieles de la diócesis de Bérgamo así como a toda la comunidad civil en vista de la canonización del beato Juan XXIII. En el mensaje enviado, el Santo Padre les invita a dar las gracias al Señor «por el gran don que su santidad ha sido para la Iglesia universal y os animo a guardar la memoria del terreno en el cuál ha germinado: un terreno hecho de profunda fe vivida en lo cotidiano, de familias pobres pero unidas por el amor del Señor, de comunidades capaces de compartir en la sencillez».
Asimismo, el Pontífice observa que desde entonces el mundo ha cambiado «y también son nuevos los desafíos para la misión de la comunidad cristiana». Pero añade que, aun así, «esa herencia puede inspirar una Iglesia llamada a vivir la dulce y confortante alegría de evangelizar, a ser compañera de camino de todo hombre, ‘fuente del pueblo’ de la que todos pueden aprovechar el agua fresca del Evangelio».
De este modo, el Santo Padre indica que «la renovación querida por el Concilio Ecuménico Vaticano II ha abierto el camino, y es una alegría especial que la canonización de papa Roncalli sea junto a la del beato Juan Pablo II, que tal renovación ha llevado adelante a lo largo de su pontificado».
Y por ello, el papa Francisco se muestra seguro de que «también la sociedad civil podrá encontrar siempre inspiración de la vida del Papa de Bérgamo y del ambiente que lo ha generado, buscando modalidades nuevas y adaptadas a los tiempos, para edificar una convivencia basada en los valores perennes de la fraternidad y de la solidaridad».
Para concluir, el Pontífice se despide pidiendo que recen por él y asegura su recuerdo y oración por todos ellos «en particular por los que sufren, por los enfermos -recordando el hospital que habéis querido dedicar al papa Juan- y por el Seminario diocesano, tan querido en su corazón».