ROMA, 21 mayo (ZENIT.org).- Desde hace quince años se dedica al estudio del espiritismo. Armando Pavese es experto del GRIS (Grupo de Investigación sobre Sectas) y miembro de la Sociedad Italiana de Psicología de la Religión. De su estudio sobre el ocultismo y los mediums han surgido una serie de publicaciones. Una de ellas aparece en la bibliografía usada por los obispos de Emilia-Romagna en su nota pastoral «La Iglesia y el más allá».
«Es la primera vez –subraya Pavese– que, en un documento de la Iglesia, se definen las formas de evocación de los difuntos como fenómenos relacionados con el subconsciente. Es un hecho importante. Sobre todo porque estas formas hoy están teniendo éxito entre los padres que han perdido a un hijo en circunstancias dramáticas. Poco a poco, se han formado una serie de grupos que usan la comunicación con el más allá como un atajo para responder al dolor».
¿Puede la Psicología explicar estas formas de «comunicación»? «Tomemos uno de los ejemplos más llamativos, la escritura automática: una persona ve cómo la propia mano escribe palabras sin que se lo ordene el propio cerebro. Aparentemente es un hecho estremecedor. Pero, desde el punto de vista psico-fisiológico no es tan extraño: es un fenómeno de disociación de la personalidad, ligado a un estado hipnótico. Algunos psiquiatras han logrado repetirlo en laboratorio. Y hay que tener presente que quien va a un médium está especialmente predispuesto en este sentido».
¿Quiere decir que quien quiere hablar con un difunto acaba por escucharse a sí mismo? «Ciertamente. Por otra parte, qué es lo que asombra de estos mensajes? A veces, el hecho de que el difunto diga cosas que sólo conocíamos nosotros en lugar de descubrir por medio de él verdades nuevas. Pero si escarbamos un poco nos damos cuenta de que son experiencias removidas que afloran desde el subconsciente».
¿Hay una conexión entre espiritismo y nuevas tecnologías? «Cuando nació el espiritismo moderno, a mediados del siglo XIX, se sentían los golpes en las paredes. Luego se pasó a los golpes en las mesas. A partir de los años cincuenta, empiezan las grabaciones de voces en cintas magnetofónicas. Ahora tenemos los ordenadores. A medida que cambia la tecnología, cambia el espiritismo. ¿No es justamente esto una demostración de que es una iniciativa del hombre?».
Pero también la fe cristiana habla de una comunicación entre vivos y muertos. ¿Cómo se puede vivir de modo auténtico? «A través de la oración y la meditación –responde Armando Pavese–. Es el único camino para ir más allá de la psique y llegar a la esfera del espíritu. El recuerdo de las experiencias hermosas y dolorosas vividas hace emerger dentro de nosotros en la oración la comunión que sólo el amor puede crear».
Pero ¿en qué se distingue esto de escuchar una voz? «Un padre que participa en reuniones espiritistas o escucha voces registradas, se carga psicológicamente. Obtiene un beneficio incluso físico. Pero ¿luego? Pasa un poco de tiempo y todo se desvanece. Tiene necesidad de volver continuamente al médium. Se convierte en una psicodependencia, una forma de droga que debe ser alimentada continuamente. La oración y el amor hacia los difuntos, en cambio, salen de nosotros mismos. No necesitan mediums. Claro, no son la respuesta fácil, a golpe de tambor. Pero la fe en la Resurrección se basa en Cristo, no en ciertas pruebas».
¿Que diría a unos padres que han perdido a un hijo joven? «He conocido a muchos. Hay quien tenía una fe débil y la perdió, y en cambio otros han hecho el camino inverso. Hay quien ha creído reencontrar la fe a través de este tipo de experiencias. A estos les digo que la fe en un médium no es la fe en Jesucristo».