(ZENIT – 1 junio 2019).- El Papa Francisco ha comenzado su segunda jornada en Rumanía celebrando la Eucaristía en el Santuario de Sumuleu Ciuc, corazón peregrino de los húngaros, cuya población católica representa el 70%.
El santuario, también llamado Csiksomlyo, se encuentra en la Archidiócesis de Alba Iulia (antes llamada Transilvania), con 355.500 católicos. Es un importante lugar de peregrinación mariano, con arraigada tradición para los húngaros. Cada año, la peregrinación se lleva a cabo en el sábado de Pentecostés, y miles de peregrinos de todas partes caminan al templo, situado entre los montes Cárpatos, en Transilvania.
Rosa de oro
Después de la celebración eucarística, el Pontífice ha regalado a la Virgen de Csiksomlyo la rosa de oro enviada en 1818 por Pío VII a la emperatriz de Austria, Carolina Augusta de Baviera. Es un objeto de plata con oro, compuesta por mármol rosa, de 84 centímetros de alto. Es la cuarta rosa de oro que Francisco regala.
El Santo Padre ha llevado en la ceremonia una casulla con la representación del santuario de Sumuleu Ciuc ,y por el otro lado la figura de la Virgen que se encuentra en el templo, mostrando así su cariño y su cercanía a este lugar, tan venerado por los peregrinos de Rumanía, Hungría y otros países europeos.
El Papa Francisco visita Rumanía como segundo pontífice católico, tras los pasos de San Juan Pablo II, que estuvo en el país en mayo de 1999, siendo la primera vez que un papa visitaba un país de mayoría ortodoxa.
“No tener miedo a mezclarnos”
“Peregrinar es el desafío de descubrir y transmitir la mística de vivir juntos, de no tener miedo a mezclarnos, encontrarnos y ayudarnos”, ha dicho Francisco en este lugar, centro de peregrinaciones muy importante para los húngaros, dando lugar ocasionalmente a situaciones de tensión con los rumanos.
Durante su homilía, leída en Italia y traducida al rumano y al húngaro, el Papa ha insistido en la convivencia pacífica entre unos y otros: “Peregrinar significa sentirse convocados e impulsados a caminar juntos pidiéndole al Señor la gracia de transformar viejos y actuales rencores y desconfianzas en nuevas oportunidades para la comunión”.
El Evangelio, leído en rumano, corresponde a Lucas 1, 26-38: “Concebirás en tu vientre a un hijo, lo darás a luz y lo llamarás Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo; El Señor Dios le dará el trono de David su padre y reinará para siempre en la casa de Jacob y su reino no tendrá fin”.
Las lecturas, también pronunciadas en rumano, han sido: la Primera Lectura Del Libro de Jeremías 1, 4-5. 17-19; y el Salmo 39, cantado por un joven. Asimismo, durante la oración de los fieles, 4 personas han leído las peticiones en rumano, en húngaro y en alemán, y Liturgia eucarística: Ofrendas al altar llevadas por trajes típicas de una familia húngara, habitantes de la zona que han llevado las ofrendas.
Presencia húngara en Transilvania
Transilvania, pese a ser un territorio que en la actualidad es administrado en su totalidad por Bucarest, cuenta con regiones en la que la minoría húngara es del 20%, siendo ésta del 6,5% para la totalidad del país. De hecho, Rumanía es el país del mundo (después de la propia Hungría), donde más población de origen magiar habita, en torno a 1.200.000 personas.
Estas minorías húngaras en Rumanía son conocidas como székely. Los orígenes de esta presencia húngara en Transilvania se remontan al Imperio Austrohúngaro, que ocupaba la mayor parte de la región balcánica y de la Europa danubiana, estableciendo un delicado equilibrio en un crisol de etnias que en muchas ocasiones guardaban profundas rivalidades históricas.