(ZENIT – 24 dic. 2019)-. En 2019, el Papa Francisco realizó siete viajes internacionales visitando once países en cuatro continentes: el ex director ad interim de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Alessandro Gisotti, habla de un “pontificado itinerante, ‘sinodal’” en un artículo que resume este “récord para los viajes apostólicos internacionales” en Vatican News, el lunes 23 de diciembre de 2019, con un enfoque en los jóvenes, la paz y el medio ambiente.
Al “releer” los viajes de este año, escribe Gisotti, “se pueden encontrar los grandes puntos de la acción pastoral de Bergoglio: los jóvenes, en el viaje a Panamá para la JMJ; el diálogo interreligioso, en los viajes a los Emiratos Árabes Unidos y Marruecos; el diálogo ecuménico, en sus visitas a Bulgaria y Macedonia del Norte y luego a Rumania. Además de la defensa del medio ambiente y la atención a los pobres en su viaje a Mozambique, Madagascar y Mauricio; y finalmente la paz y la promoción de los derechos de las mujeres y los niños fueron los puntos clave de su viaje asiático de dos etapas a Tailandia y Japón”.
Alessandro Gisotti afirma que “es significativo que este año tan lleno de viajes internacionales coincida con el centenario de Maximum Illud de Benedicto XV sobre la actividad misionera en el mundo”. Con sus viajes, escribe, el Papa Francisco “subraya precisamente la dimensión intrínsecamente misionera del discípulo del Señor, llamado a ser ‘en salida’ para anunciar la Buena Nueva en todo el mundo”.
Con sus viajes, continúa el ex director, el Papa “realmente trae luz a los rincones del mundo donde los medios de comunicación nunca irían, pero que gracias a su presencia se vuelven ‘visibles’ para la comunidad internacional”.
La “cultura del encuentro”, añade Gisotti, “también se está abriendo camino a través de sus viajes”. Los viajes del Papa, explica, “duran mucho más allá del momento en que el Papa se sube al avión para regresar a Roma”: “No solo por las personas sino también por él, quien, en una entrevista, le confió que llevaría a las personas que conoció mientras viajaba en su corazón, para rezar ‘por ellos, por las situaciones dolorosas y difíciles’”.
Alessandro Gisotti cita las palabras del Papa Francisco que dice que “en los viajes siempre encuentras personas, buenas personas y por tanto aprendes mucho” (intervención del Papa el 8 de junio de 2019 ante un grupo de jóvenes recibidos en el Vaticano en el marco de la iniciativa del “Tren de los Niños”). “El sentido profundo del viaje” del Papa, dice Gisotti, es “conocer gente, conocer los contextos”. “De alguna manera, como el Washington Post también señaló recientemente en un artículo de Chico Harlan, el Papa usa los viajes apostólicos para ‘reformar la Iglesia’ poniendo al centro las periferias de las cuales extrae la savia para comenzar nuevos procesos de evangelización”.
Sin embargo, escribe Gisotti, al Papa no le gusta viajar. “Es bien sabido”, escribe el ex director, “que cuando era arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio rara vez dejaba su diócesis. Pocos viajes internacionales, principalmente por América Latina o Roma para Sínodos y Consistorios”. Pero, “en su diócesis, la inmensa Buenos Aires, el futuro Papa nunca había estado quieto. De hecho, la recorrió por todas partes”.
Era “un obispo ‘en camino ‘, callejero, en medio del pueblo”, indica Gisotti, “que prefería pasar tiempo en las Villas Miserias, en las ‘periferias existenciales’ de la metrópoli, en lugar de en el centro de la ciudad. Un obispo, por lo tanto, siempre viajando dentro de su diócesis”.
Así, resume Gisotti, “cuando se convirtió en pastor de la Iglesia Universal”, el Papa Francisco “inmediatamente sintió que su diócesis era ahora el mundo y que tenía que partir de nuevo, con el mismo espíritu que lo había animado hasta ahora, pero en un espacio mucho más grande”.