(ZENIT – 1 junio 2019).- En el día del niño, 1 de junio, el Santo Padre ha consagrado a la Virgen a más de 100.000 jóvenes, padres, hijos, abuelos y niños en Iasi, al noreste del país, capital de la provincia de Moldavia, y una de las ciudades más antiguas de Rumania, frente al inmenso Palacio de la Cultura, en una conmovedora y entusiasta reunión: ¡el discurso del Papa Francisco fue interrumpido por 19 estallidos de aplausos!
El propio Papa pidió un gran aplauso para los niños, recordando que es el «Día del niño» y solicitando rezar por ellos para que la Virgen María los «mantenga bajo su capa».
Cogido de la mano por 4 niños vestidos con coloridos trajes tradicionales, el Papa Francisco ha llegado a pie al centro del encuentro entre familias, jóvenes y adultos que aplaudían su llegada con entusiasmo. En el altar, una gran imagen de Cristo crucificado, la bandera del país y icono de la Virgen morena de Cacica, venerada en la zona, han presidido la ceremonia.
Virgen de Cacica
Mons. Petru Gherghel, Obispo de Iasi, ha iniciado el acto con unas palabras de agradecimiento: ¡Con gran alegría y honor le acogemos en medio en nosotros, aquí en Iasi! ¡Usted viene exhortándonos a caminar juntos! Acogemos esta exhortación a compartir con su Su Santidad la alegría de la fe bajo la protección de la Virgen.
El Obispo de Iasi ha regalado al Papa un cuadro con el icono de la Santa Virgen María de Cacica, «bajo cuya mirada hoy nos encontramos», ha indicado Mons. Gherghel, y «quiere indicarnos el propósito de nuestra peregrinación: ¡Cristo ha resucitado! Con los corazones llenos de la alegría pascual, todos juntos, ¡le damos la bienvenida!».
Varios personas han compartido su testimonio en esta preciosa tarde en Rumanía. Entre ellos, una familia representada por tres generaciones testificó su resistencia cristiana y familiar en la época del comunismo: la de Elisabeth y Ioan.
Fe en medio de las dificultades
Elisabeth, madre de familia de 11 hijos –2 de ellos sacerdotes y 2 religiosas– ha contado: «En el Señor encontramos fuerza cuando no tuvimos en cuenta la opinión de las autoridades comunistas de que teníamos demasiados niños». «La fe nos apoyó cuando, como familia joven, tuvimos que enfrentar las dificultades de la vida», ha relatado.
Asimismo, una joven pareja, formada por Alexandra y Gabriel, han presentado al Pontífice las etapas de las reuniones y los diferentes testimonios. Más tarde, estos mismos muchachos invitaron a «alabar a Dios con las palabras de la Virgen María», del Magnificat, durante una oración de intercesión por Rumania y el mundo, y al anunciar la oración de consagración y bendición, incluida Para personas conectadas a través de los medios.
El primer testimonio fue el de Eduard, originario de Iasi y estudiante de informática en la universidad, con unos 60.000 estudiantes. Dijo que trató de «vivir su fe en medio de las provocaciones», y no duda, en el consejo del Papa a los jóvenes, de «conocer a los ancianos». Destacó que los jóvenes de Rumania se aseguraron de que sus padres y abuelos estuvieran presentes en esta reunión, juntos.