(ZENIT Noticias / Roma, 03.11.2024).- Un informe del Instituto Hudson, dirigido por la investigadora Nina Shea y publicado el 22 de octubre de 2024, muestra el aumento de represión del gobierno chino contra los obispos católicos incluso después del acuerdo realizado entre el gobierno de China y el Vaticano en 2018.
Diez obispos que hay en el país son perseguidos principalmente por la objeción de conciencia ante la Asociación Patriótica Católica, institución creada por el gobierno comunista para controlar a los católicos chinos (no reconocida por el Vaticano). Para afiliarse a la Asociación, los sacerdotes deben prometer independencia de la Santa Sede. El Papa Benedicto XVI señaló en una carta de 2016 que “independizarse” del sucesor de Pedro es “incompatible con la doctrina católica”.
El gobierno chino permite la existencia limitada de la iglesia católica. Hay 95 obispos católicos en China continental. De estos, 69 son oficiales y 26 son no oficiales. La Iglesia Católica se distribuye en 147 diócesis, muchas de ellas vacantes. Las autoridades mantienen vigilancia constante sobre el desempeño de los creyentes al tiempo que fortalece la iglesia patriótica para su propaganda gubernamental.
La Asociación Católica Patriótica China está desde 2018 bajo el control directo del Departamento de Trabajo del Frente Unido, brazo propagandístico del Partido Comunista Chino, presionando a los obispos para que unan a la Asociación. El acuerdo entre China y el Vaticano contempla la posibilidad de que los obispos opten por participar.
El acuerdo entre China y el Vaticano no se ha hecho público. Parece que reserva al Vaticano el nombramiento de obispos. China ha cumplido parcialmente el acuerdo aunque ha habido varios nombramientos unilaterales.
El informe el Instituto Hudson refleja que «la persecución del gobierno chino contra la Iglesia Católica china está dirigida contra los jerarcas que se resisten al control del Partido Comunista Chino sobre los asuntos religiosos». Se centra en 10 prelados perseguidos desde 2018, incluyendo «detenciones indefinidas sin el debido proceso, desapariciones, investigaciones abiertas de la policía de seguridad, destierros de sus diócesis u otros impedimentos a sus ministerios episcopales, incluidas amenazas, vigilancia, interrogatorios y la llamada reeducación».
China va más allá de sus fronteras para suprimir la religión y silenciarla, pues la ve como oposición: Afganistán descubrió recientemente una red china de espionaje que operaba desde Kabul con Haqqani, grupo terrorista afiliado a los talibanes, para capturar a uigures refugiados y regresarlos a China.
El Partido Comunista Chino es hostil contra los grupos que practican su fe sin su control, como ha hecho con la población uigur de mayoría musulmana. También acosa y clausura reuniones cristianas no registradas, llamadas iglesias caseras, deteniendo a los líderes locales y amenazando la práctica libre de la fe. Nina Shea comentó que se conoce poco el acoso a los diez obispos perseguidos, ejes que garantizan la vida eclesial de los católicos chinos en doctrina y vivencia de su fe.
Gracias por leer nuestros contenidos. Si deseas recibir el mail diario con las noticias de ZENIT puedes suscribirte gratuitamente a través de este enlace.