(ZENIT Noticias / Roma, 22.11.2024).- El 20 de noviembre de 2024, la Primera Dama de Ucrania, Olena Zelenska, se encontraba en medio de la solemne belleza de Santa María en Trastevere en Roma. Junto a dignatarios mundiales, incluidas las Primeras Damas de Lituania, Serbia y Armenia, marcó un hito sombrío: el día 1.000 desde la invasión rusa de Ucrania. Sin embargo, su mensaje trascendió el dolor y ofreció una esperanza desafiante arraigada en la fe y la humanidad.
Un encuentro mundial por la paz
La misa conmemorativa, organizada por la Embajada de Ucrania ante la Santa Sede, unió las voces de la fe y la diplomacia. Presidida por el cardenal Matteo Zuppi, enviado especial del Papa para la paz en Ucrania, el servicio enfatizó la unidad y la búsqueda de la justicia. El cardenal Zuppi, incansable defensor de la paz, aprovechó la ocasión para reflexionar sobre el imperativo espiritual y moral de poner fin a la guerra.
En su discurso, pronunciado en ucraniano, Zelenska habló desde el corazón: “Hoy nuestros corazones sufren por las pérdidas diarias, pero siguen llenos de fe: fe en la victoria del bien sobre el mal”. Sus palabras resonaron profundamente, haciéndose eco del dolor compartido de millones de personas afectadas por el conflicto.
Дякую колежанкам – першій леді Литви Діані Наусєдєне, Сербії – Тамарі Вучіч і Вірменії – Анні Акопян, – які на моє запрошення приєдналися до загальної аудієнції, що відбувається на площі Святого Петра щосереди. Свою участь присвячую 1000-му дню повномасштабного вторгнення, про що… pic.twitter.com/b8iXwBDjHN
— Olena Zelenska / Олена Зеленська (@ZelenskaUA) November 20, 2024
Un encuentro con el Papa
Antes ese día, Zelenska se reunió en privado con el Papa Francisco, cuyo apoyo inquebrantable a Ucrania ha sido un faro de esperanza durante la guerra. El Papa, que denunció públicamente el conflicto como “una catástrofe vergonzosa para la humanidad” durante su audiencia general esa mañana, ofreció consuelo espiritual y solidaridad tangible.
En sus comentarios, Zelenska reconoció sus esfuerzos: “En las palabras del Papa, encontramos la fuerza para ser aún más fuertes”. También elogió la diplomacia humanitaria del cardenal Zuppi, que ha buscado traer a los prisioneros, clérigos y niños secuestrados ucranianos de regreso a casa.
Un legado de atención en Bambino Gesù
El día de Zelenska en Roma también incluyó una visita al Hospital Pediátrico Bambino Gesù del Vaticano, donde se reunió con niños ucranianos que reciben atención. Desde que comenzó la guerra, el hospital ha tratado a niños ucranianos y a sus familias, encarnando el espíritu de compasión en medio de la crisis.
Al llevar obsequios y palabras de gratitud, la Primera Dama destacó el papel de la institución en la curación no solo de los cuerpos, sino también de los espíritus, mientras los ciudadanos más jóvenes de Ucrania atraviesan el trauma de la guerra.
“No los dejaremos solos”
El peso emocional del día culminó en la Misa, donde el Embajador de Ucrania ante la Santa Sede, Andrii Yurash, subrayó la importancia de los valores compartidos entre Ucrania y el Vaticano.
Особлива меса в римській базиліці Санта-Марія-ін-Трастевере, присвячена 1000-му дню українського протистояння російському повномасштабному вторгненню. Вдячна за її проведення Маттео Дзуппі – спецпредставнику Папи Римського Франциска з питань повернення 🇺🇦 дітей і полонених. Дякую… pic.twitter.com/kVN51J88iC
— Olena Zelenska / Олена Зеленська (@ZelenskaUA) November 20, 2024
“Ningún líder o autoridad espiritual ha hablado de Ucrania con más frecuencia durante estos trágicos mil días que el Papa Francisco”, declaró Yurash. Expresó su esperanza en un futuro basado en la fe, la justicia y la libertad, una visión reflejada por el Cardenal Zuppi en su homilía.
“La paz nunca es debilidad”, afirmó Zuppi. “Es fortaleza, especialmente cuando se ancla en un marco creíble y duradero”. Terminó con un poderoso compromiso: “No los dejaremos solos”.
La presencia de Zelenska en Roma simbolizó la determinación duradera de Ucrania y su confianza en la fe y la solidaridad global. Mientras caminaba por los pasillos del Vaticano, visitaba los monumentos culturales ucranianos y se paraba ante los fieles en Santa María en Trastevere, su mensaje fue claro: la lucha de Ucrania no es solo una batalla por territorio, sino una lucha por los ideales más elevados de la humanidad.
Mientras el mundo reflexiona sobre los mil días transcurridos desde que comenzó la invasión, sus palabras sirven tanto de lamento como de grito de guerra: “Ucrania busca una paz justa y duradera, que garantice que ningún niño sea olvidado, ninguna familia sea abandonada y ninguna esperanza se extinga”.
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