(ZENIT Noticias / Roma, 19.12.2024).- En una medida que ha generado debate en la Iglesia Católica, el cardenal Albert Malcolm Ranjith, arzobispo de Colombo, ha prohibido la participación de niñas como monaguillas en las parroquias de su arquidiócesis en Sri Lanka. La decisión, formalizada en una carta fechada el 22 de octubre de 2024, responde, según el prelado, a la necesidad de proteger las vocaciones sacerdotales, que dependen exclusivamente de los hombres.
Un retorno a tradiciones discutidas
El cardenal Ranjith justifica su decisión argumentando que el servicio en el altar es una de las principales fuentes de vocaciones al sacerdocio, una vocación reservada únicamente a hombres en la Iglesia Católica. Según Ranjith, permitir que niñas sirvan en el altar podría «afectar al número de candidatos que ingresan a los seminarios, un riesgo que no podemos correr».
Con esta postura, el cardenal refuerza una tradición histórica que, hasta finales del siglo XX, había excluido a las mujeres del servicio litúrgico. Esta exclusión, sostenida durante siglos por papas como Benedicto XIV y otros líderes eclesiásticos, fue modificada en la década de 1990 bajo el pontificado de san Juan Pablo II, quien permitió la inclusión de mujeres como ministras del altar.
Vocaciones y exclusión: ¿necesidad o retroceso?
La medida del cardenal ha desatado preguntas sobre la relación entre la exclusividad masculina en ciertos roles litúrgicos y el fomento de vocaciones. Si bien el argumento de Ranjith enfatiza la importancia de proteger una fuente de candidatos al sacerdocio, también plantea interrogantes sobre la inclusión y el papel de las mujeres en la Iglesia.
Para algunos sectores, limitar el servicio litúrgico a los varones jóvenes refuerza una visión jerárquica y excluyente que podría alienar a las mujeres de una participación más activa en la vida de la Iglesia. Para otros, se trata de una decisión pragmática en un contexto donde las vocaciones sacerdotales están en declive, particularmente en países como Sri Lanka.
El peso del precedente histórico
Aunque la tradición de excluir a las mujeres del altar tiene raíces profundas, su apertura durante el pontificado de san Juan Pablo II fue vista como un paso significativo hacia una mayor inclusión. El Consejo Pontificio para los Textos Legislativos incluso interpretó el canon 230 §2 del Código de Derecho Canónico para permitir esta práctica, marcando un cambio importante en las normas litúrgicas.
Sin embargo, la decisión del cardenal Ranjith parece ir en sentido contrario, priorizando las necesidades locales de vocaciones sobre una visión global de igualdad de participación.
Implicaciones para la Iglesia y el laicado
Más allá del impacto inmediato en las parroquias de Colombo, esta medida resalta las tensiones persistentes en la Iglesia Católica respecto al papel de las mujeres en sus estructuras. La exclusión de las niñas como monaguillas no solo afecta su participación en la liturgia, sino que también transmite un mensaje sobre su lugar en la vida eclesial.
En un momento en que el Papa Francisco y otros líderes han abogado por una mayor inclusión de las mujeres en roles de liderazgo y consulta dentro de la Iglesia, esta decisión plantea un contraste llamativo.
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